Por Martín Dinatale (*)
Ni siquiera los gestos de buena voluntad de la Argentina para apoyar la plena incorporación de Paraguay al Mercosur frenaron ayer la decisión inflexible del gobierno de Horacio Cartes de desconocer la deuda que Buenos Aires le reclama a Asunción por la construcción de la represa binacional de Yacyretá.
En el medio del clima de unidad que buscaron mostrar los gabinetes de Paraguay y la Argentina en la reunión cumbre de ministros que se hizo ayer en el Palacio San Martín se coló una vez más el debate por los 9000 millones de dólares que la administración de Cristina Kirchner reclama a Asunción por la represa hidroeléctrica fronteriza.
«Mantenemos la postura de que la deuda de Yacyretá no es de Paraguay, sino de la represa conjunta, y para ello planteamos un esquema de pagos con lo que produce esa misma empresa como solución posible», expresó a LA NACION un alto funcionario del gobierno de Cartes que ayer participó de las reuniones de ministros. No opinaban lo mismo en la Casa Rosada, donde están empeñados en exigir a Paraguay el pago de la deuda.
Se trabajó en este sentido sobre un informe técnico que elaboraron por separado ambos gobiernos. Pero la administración paraguaya mantuvo en firme la postura de Cartes. Yacyretá produce 900 millones de dólares al año y hoy los intereses de la deuda están en el orden de los 1000 millones de dólares. Es decir que la deuda está por encima de todo y lo hace todo inviable.
La Argentina le reclama a Asunción esa deuda y Cartes ayer mandó a decir lo que hace dos meses comentó en una entrevista con LA NACION: «Hay que buscar que Yacyretá con su producción pueda pagar esa deuda. No es una deuda de Paraguay, sino de Yacyretá con el Tesoro argentino. Arreglado eso, se puede avanzar en otro tipo de proyecto», dijo entonces Cartes, y ayer sus ministros no se movieron un centímetro de esa postura.
Quizás para suavizar esta inflexible posición o evitar mayores fisuras en la relación bilateral, el jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina planteó que «la Argentina ofrece a Paraguay su incondicional apoyo para facilitar el relacionamiento con los demás socios e impulsar los trabajos necesarios para su plena reincorporación al Mercosur», aseguró. A su lado lo flanqueaban los cancilleres Héctor Timerman y el paraguayo Eladio Loizaga.
El jefe de Gabinete reiteró el «fuerte interés» de la Argentina por el regreso al Mercosur de Paraguay, cuya participación fue suspendida temporalmente tras la destitución del ex presidente paraguayo Fernando Lugo en junio de 2012.
El Mercosur, formado entonces por la Argentina, Brasil y Uruguay, decidió suspender a Paraguay «en castigo» por el cese de Lugo y sumó en ese momento a Venezuela al bloque, un ingreso que el Senado paraguayo bloqueó durante años.
Claro que la fórmula elegida ayer por Abal Medina para suavizar una reunión de gabinetes que por momentos fue tensa a raíz del caso Yacyretá resultó en abstracto.
Es que para concretar la reincorporación plena de Paraguay al Mercosur no hace falta apoyo argentino porque el Parlamento guaraní debe aprobar la incorporación de Venezuela al bloque regional para poder estar como miembro pleno en adelante.
El tema es sensible y debería resolverse antes de la cumbre de presidentes del Mercosur prevista en Caracas en enero próximo.
Ayer, la deuda de Yacyretá no fue el único escollo que se presentó en la cumbre de ministros. También hubo quejas de los funcionarios paraguayos por las trabas a las importaciones que impone la Argentina a productos de Asunción y el freno en el envío de productos textiles para la producción guaraní. Así, Timerman también trató de calmar los ánimos y subrayó la importancia del encuentro para que ambos países estén «más unidos y homogéneos».
El encuentro de ayer fue convocado por los presidentes Cristina Kirchner y Cartes, en el marco de la visita realizada por el mandatario paraguayo a Argentina el pasado 10 de septiembre..
(*) lanacion.com.ar
