UN AÑO DE GOBIERNO DE LUGO

¿Falta algo más de paciencia?

Román Caballero
romanacaballero@gmail.com

El 15 de agosto se cumple el primer año del gobierno de Fernando Lugo y aún hay sectores que opinan que su accionar frente al ejecutivo navega a la deriva y tiene la impronta de la postergación de las expectativas ciudadanas ya que, durante su año de gobierno, no hizo más que estirar la cuerda de la paciencia de la gente cuyo resultado ha sido la frustración de toda la esperanza que concitó inicialmente su ascenso a la primera magistratura de la Nación.

Opinar de esa manera es una verdad a medias. También es una verdad a medias creer que la gestión de Lugo ha sido -en general- fluctuante, ondulante e inestable, que le falta firmeza y que abre innecesarios frentes de conflictos.

Pero el contexto manda. Y conciliar profundas contradicciones subyacentes en la sociedad paraguaya y que han salido a la luz merced a las condiciones generadas después del 20 de abril de 2008, es una tarea ímproba que, como dijo López Perito -su Jefe de Gabinete- ni la magia de Mandrake lo puede resolver.

Así como un recién nacido antes de ponerse a caminar debe –usualmente- gatear y pararse o, el que quiere andar en bicicleta debe sufrir previamente algunas caídas e incluso magulladuras, el presidente actual, a quien -pese a no poseer antecedentes de gestión gubernamental y aún a sabiendas de ese déficit- el pueblo paraguayo lo votó mayoritariamente, debió (debe) trazarse su propia ruta. Con pruebas de ensayo y error.

Teniendo en cuenta que lidiar con fracciones económicas y políticas que tironean por mantener sus privilegios; de grupos sociales que luchan por conseguir más porciones de la torta o alcanzar reivindicaciones postergadas; que carece de un soporte claro de aliados en la función legislativa y/o judicial para adoptar determinaciones que faciliten el cumplimiento de sus promesas electorales, Lugo se encontró –se encuentra- entre la espada y la pared, en un laberinto de difícil salida.

Si se agrega a esto la prédica disolvente de la “gran prensa” que inicialmente posibilitó su ascenso al poder y que ahora –en forma “enigmática”- giró de su posición inicial, más la poco convincente tarea de la Secretaría de Información, dependiente de la Presidencia de la Nación, en su política comunicacional para difundir los logros gubernamentales, capaces de contrarrestar o paliar las informaciones provenientes de los medios privados de prensa, el “horno jamás estuvo para bollos”.

Con tantos palos en la rueda, propios y ajenos, ¿a qué mandatario –ser humano al fin- no se le hace cuesta arriba ordenar el funcionamiento del Estado paraguayo?

La buena noticia es que parece que Lugo comprendió la inevitabilidad del protagonismo de su vicepresidente, con el que compuso relaciones en pro de la gobernabilidad. ¿Un acierto?

Menos mal que el acuerdo llegado con Lula en el tema Itaipú, le dio a su gestión un oxígeno político nada desdeñable, pero que es apenas un alivio transitorio, un calmante con vencimiento cierto que le brindó algo de respiro y “alguito” más de tiempo para idear e instrumentar otras acciones políticas o buscar otros canales para la ejecución de sus planes originales.

(Un dato al margen: los 360 millones de dólares anuales que proporcionará Itaipú desde del próximo año es menos de la mitad de los fondos que envían anualmente los residentes paraguayos en el exterior desde hace años, pese a lo cual “los paraguayos de afuera” no figuran en la agenda de ningún área de gobierno.)

Dice un adagio que la diferencia entre poquito y nada es mucho. Y lo que hizo Lugo en un año es, por lo menos- meritorio.

¿Cómo cambiar de un día para otro las condiciones estructurales de un país con más necesidades que recursos?

Lo bueno –o lo malo- es que aún tiene por delante 4 años de gobierno, lapso en que tendrá que dar de entender y convencer a la gente que no estuvieron equivocados al ungirlo como presidente del Paraguay.

En el Paraguay faltan muchas cosas.

Pero lo que quizá realmente falta es algo más de paciencia…

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Comments

  1. Roman, no se en que galaxia vive usted. El artículo tira mucho hacia el oficialismo. Yo voté por Lugo, pero ahora me di cuenta que tiré mi voto al tacho de basura. ¡NUNCA MÁS LUGO!
    Tojhó to yapi tuna re…

  2. Que paciencia ni paciencia. Lugo es un inútil que no tiene idea de nada, mucho menos de gobernar. Ojalá se vaya pronto.

  3. Ojalá que nuestro presidente le imprima mayor dinámica a su gestión y obtenga los resultados deseados que beneficien a nuestro país,

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