En Itaipú nuestro país choca con otro limite

Ramón Casco Carreras (*)

Itaipú es un verdadero y singular laberinto para los paraguayos. Pocos supieron que en sus meandros, en este caso el punto “g” del Artículo XVIII del Tratado, se mantenía oculta, incluso con la complicidad de los paraguayos que negociaron y aprobaron ese documento, la amenaza de una intervención de las FF.AA. brasileñas.

Afortunadamente ciertos legisladores de la oposición, específicamente del PLRA, que entonces integraban el Parlamento stronista, alertados por algunos periodistas, barruntaron el peligro, e iniciaron una fuerte campaña para suprimir esa cabecera de playa de colonialismo brasileño.

El punto de referencia, con la anuencia de los negociadores paraguayos e incluso la aprobación de la mayoría colorada/stronista del supuesto Legislativo de 1973, consagraba que “Las Altas partes contratantes, a través de protocolos adicionales o de actos unilaterales (las negritas son nuestras), adoptaran todas las medidas necesarias para el cumplimiento del presente Tratado, especialmente aquellas que tengan relación con aspectos”… Vayamos al punto “g”,…”de policía y de seguridad”.

El 1 de noviembre de 1973, siete meses después de la firma del Tratado, afortunadamente, los Gobiernos firman en Brasilia la Nota Reversal Nº 18, que incorpora una corrección fundamental: “los actos unilaterales a que se refiere el mencionado Art. XVIII, serán los que las Altas Partes Contratantes realicen en las áreas de los territorios sometidos a sus respectivas soberanías …” (las negritas son nuestras). Gracias a ese instrumento diplomático, este obscuro rincón de laberinto itaipuano, en el se agazapaba esperando su oportunidad el temible depredador colonialista, pudo conquistarse.

No obstante, pese al advenimiento de la democracia, incluso de un Gobierno que se proclama nacionalista, defensor de nuestra soberanía en esas obras entregadas a nuestros socios a cambio de sobornos personales y grupales y  algunas migajas, la tierna soberanía paraguaya, en la dimensión que fuere, sufre aún los acechos del predador colonialista, filosofía y postura que ciertos sectores de la política y del empresariado brasileño profesan con aterrorizante convicción.

Observemos algunos botones más de ese muestrario: Corsé técnico 1, al derecho paraguayo a desarrollarse. Muy pocos sabrán, solo algunos técnicos, que el derecho de la República del Paraguay al desarrollo, mas temprano que tarde, chocara con un límite, un muro que hasta hoy, a pesar de las gestiones y de las promesas, no puede franquear: 1.350 MW.

Una vez mas, por complacencia o complicidad, los gobiernos paraguayos, incluso los de la transición a la democracia, ignoraron o se desentendieron de un comportamiento lógico, absolutamente previsible: el crecimiento del consumo de energía eléctrica del mercado nacional, razón por la cual poco hicieron, algunos dicen nada, por terminar la subestación seccionadora de margen derecha de la gran usina y por ampliar y extender la capacidad de transporte de los electroductos nacionales.

Hoy todos estamos corriendo contra el reloj porque la amenaza de colapso pende  sobre el país como una Espada de Damocles. Lamentablemente, el cronograma, la financiación, etc., de esta carrera no esta en nuestras manos, sino en la de nuestros socios brasileños una vez mas por complacencia o complicidad paraguaya.

Corsé técnico 2 al derecho paraguayo a desarrollarse. El vía crucis nacional en Itaipú no termina en las estaciones señaladas, hay mas, mucho mas; no obstante, por su actualidad, enfocaremos la mira sobre otra limitación o techo técnico: 3500 MW.

El tema, por cierto, emergió  en el pasado algunos segundos en ciertos escritos y denuncias de algunos técnicos del sector eléctrico nacional, para volver a  sumergirse en las densas aguas del mito popular según el cual todo lo concerniente a Itaipú es muy difícil de entender. Recordemos las últimas salidas a la superficie del caso en cuestión: “Sobre la construcción de otra línea de 500 kV desde Itaipú, en paralelo con la que esta  en proceso de licitación, es importante recordar que existe otra limitación en Itaipú. Es la falta de de seccionamiento de las líneas de 500 kV que van directamente al Brasil, razón por la cual nuestro país apenas pude disponer de hasta 3.500 MW”, advertía hace apenas unos días el especialista compatriota del sector eléctrico Ing. Orlando Valdés.

Dicho de otro modo, con las líneas en proyecto y la instalación de los  autotransformadores en la subestación de margen derecha podremos mejorar, hacer planes de crecimiento, promocionar incluso la inversión industrial, pero, cuidado, la nueva demanda no debe trasponer la barrera de del 3500 MW, exactamente la mitad que la potencia de Itaipú que forma parte de la soberanía paraguaya ¿Por qué? Porque falta seccionar de las líneas de 500 kV que vienen de las unidades de 50 Hz (paraguayas), pisan territorio paraguaya y se dirigen sin rendir cuentas a su dueño a la margen brasileña, por complacencia o complicidad de nuestras autoridades de turno.

El Ing. Ricardo Canese, coordinador de la Comisión de Entes Binacionales Hidroeléctricos de la Cancillería, informaba el martes 1 de noviembre que la Dirección Técnica de Itaipú tomó la decisión de ejecutar el próximo año las  obras de seccionamiento de las líneas de 500 kV que actualmente van en forma  directa al Brasil. Dijo también que las obras concluirán en el 2012, unos meses antes de la conclusión de la línea de 500 kV, Itaipú/Villa Hayes.

Al menos la población del país ya esta informada sobre esta nueva limitación que se yergue entre el presente de nuestro país y su futuro. Estamos seguros de que también en este caso ejercerá un rol fiscalizador y presionara a sus mandatarios que la parte brasileña de Itaipú deje de pisotear otro derecho paraguayo y que sus mandatarios de turno no caigan en la complacencia y mucho  menos en la complicidad.

(*) Analista de Mundo de la Electricidad

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