¿Nuevo Embajador?

Jefe de la Misión Diplomática, o, lo que es lo mismo, Embajador de hecho, es lo que actualmente tenemos en la Argentina, con más de un año a cargo de las relaciones diplomáticas de nuestro país, las que –según todos los indicios- se está llevando con solvencia profesional por el actual Encargado de Negocios a.i., Ministro Juan Miguel González Bibolini, y su equipo de trabajo.

Lo único que faltaría es darle la titularidad de derecho, para que su desempeño tenga la representación necesaria a fin de consolidar el trabajo que viene realizando y enfrentar los desafíos que esta responsabilidad demanda, teniendo en cuenta la gran trascendencia que tiene para el Paraguay la relación con la Argentina. Es funcionario de carrera, tiene experiencia, conoce los vericuetos de la diplomacia argentina y ha dado muestras acabadas de aptitud y eficacia que avalan su gestión.

Esta es una de las soluciones que podría proponer el Ejecutivo al Congreso ante las dificultades que aún tiene para designar a su Embajador en la Argentina. Solución que, por otra parte, no es novedosa ya que existe un antecedente cercano cuando se nombró a la última Embajadora.

Argentina siempre ha sido un país importante con el que tenemos intereses comunes que deben canalizarse con seriedad, a través del cumplimiento estricto de la nutrida y delicada agenda bilateral.

Hasta tanto se resuelva el nombramiento para el cargo de un residente paraguayo en Buenos Aires u otra persona perteneciente al staff del Ministerio de Relaciones Exteriores, creemos que esta es una salida plausible que, a su vez, dará jerarquía y mejor imagen a nuestra misión diplomática para ejecutar en plenitud la política exterior paraguaya ante el Estado argentino.

La democracia Republicana tiene -entre sus presupuestos éticos, políticos y jurídicos- el ejercicio de los cargos públicos en base a una estricta sujeción a la ley. Sería oportuno no demorar en demasía la decisión política y legal de designar a dicho funcionario, ya que posee los méritos necesarios y suficientes para cubrir dicha vacancia.

Vacancia que, a esta altura de los tiempos, no debería existir

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