BARZA, FÚTBOL Y POLÍTICA

Por Gonzalo Quintana

La relación del fútbol con la política es de larga data. En el pasado el fútbol era un instrumento de marketing para los candidatos que se mostraban con los que triunfaban en ese deporte.

En la actualidad esto ha cambiado radicalmente. En países como el nuestro, sin dudas, el fútbol es la mejor conexión que tenemos con el mundo global. En muchos sentidos esta actividad dejo de ser un deporte, un show, para constituirse en un poderoso recurso económico y, desde mi punto de vista, una fuente de inspiración política.

El año pasado ya asocié el fútbol a planteamientos políticos pero tenía cierto pudor en seguir en la línea ante el temor de banalizar la política.

Sin embargo, estimula cuando gente tan prestigiosa en el campo intelectual se refiere a ella como Jesús Montero Tirado (S.J) quien publicara el 16/05/11 en abc color un artículo bajo el titulo “Lecciones del fútbol”.

Transcribo un párrafo del artículo, que recomiendo su lectura: “Hasta los filósofos han encontrado en el futbol un tema que da para pensar. Es un tópico citar la paradoja de Sharky: “El fútbol no es una cuestión de vida o muerte, es algo más serio”.  Montero señala, además, que sociólogos, etnógrafos, antropólogos, semiólogos y pedagogos toman al fútbol como materia de análisis.

Entonces, es inevitable-porque me encanta el fútbol y me apasiona la política-referirme al gran triunfo del F.C.Barcelona de España, porque es más que deportivo.

Disfruté enormemente del juego del equipo de fútbol que se quedó con la enorme Copa del Torneo de Campeones de Europa. Pero, de inmediato me olvidé del 3 a 1 para quedarme con el triunfo de las virtudes humanas que adornan a esas personas que conforman el club. De verdad, no pude dejar de soñar y asociar  lo que ellos hacen  con lo que el Paraguay necesita.

El Barza fue un enorme resumen de virtudes, de convicciones, de compromiso, de responsabilidades compartidas.

Hoy el Barza nos muestra que existe una apreciable diferencia entre el que juega bien y un buen jugador. La diferencia está en que estos agregan virtudes humanas que lo hacen más grandes porque colectivamente tienen logros mayores y superiores al reunirse como equipo.

Los grandes equipos no se conforman solo con gente hábil, competente o capacitada; es insuficiente. Los grandes equipos se forman, sobre todo, con gente integra, practicante de virtudes y con objetivos superiores.

Les decía; me olvidé de la gambeta de Messi, la inteligencia y precisión de Xavi, el coraje y dación de Mascherano, etc.etc. y me quedé con el brazalete de capitán. Que símbolo.

El gran capitán es Pujol, quien quedo en el banco de los suplentes sin chistar. Durante casi todo el partido el brazalete lo porto Xavi pero apenas ingreso Pujol lo traspasó. Finalizado el partido, segundos antes de recibir la copa, que le correspondía alzarla, Pujol,  pasa el brazalete y la copa la recibe Abidal (que jugó su primer partido completo después de su operación de cáncer, un par de meses atrás) simplemente porque un componente del equipo ganó más que un torneo, ganó la vida.     

El verdadero triunfo no es la copa, sino el brazalete que unió al equipo, unió al club, unió a una ciudad, a un país y conmovió al mundo.

El Barza instaló una política que no puede fracasar. El que juega bien al fútbol puede pasar,  irse del club rápido, porque la fortaleza del equipo no está en su habilidad sino que en su calidad humana. Buenas personas jugando bien al futbol es una formula indisoluble para el triunfo. 

El que cree que triunfar en la política es ganar una elección no sabe de qué se trata. Tienen que aprender del Barza, los triunfos verdaderos son más extensos y duraderos que un periodo de gobierno.

Si entendiéramos esto, los hábiles para la maniobra no durarían mucho en un gobierno si su habilidad no está al servicio de la patria. Serian excluidos y reemplazados de inmediato porque sus logros personales no podrían ser incompatibles con el triunfo colectivo.

Entonces, el Paraguay habrá cambiado de verdad para revertir la decadencia e impulsarse hacia sus grandes logros.

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