4 de mayo 1954: muerte de Roberto L. Petit

Justo en la noche del golpe de Estado que llevó a Stroessner al poder, moría este joven baluarte de la política nacional

Roberto L. Petit (foto abc.com.py)
Roberto L. Petit (foto abc.com.py)

En ese entonces, Petit ejercía al mismo tiempo la titularidad de la Policía de la Capital, la presidencia del Instituto de Reforma Agraria (IRA), hoy Indert, vicepresidente del club Cerro Porteño y dirigente destacado del Partido Colorado.

Para conocer los pormenores del golpe stronista, sugerimos ver los artículos escritos por Alberto Candia en abc.com.py los días 3, 4 y 5 de mayo de 2007 producto de una notable investigación, con el título de “EL GOLPE QUE DURÓ SEIS DÍAS”.

 De dichas notas, extrajimos el siguiente testimonio

 La sentida muerte de Roberto L. Petit

Durante el golpe, Roberto Luis Petit Barúa fungía de nuevo jefe de Policía. Era una promisoria figura del Partido Colorado, muy apreciada y amigo de todos, y muy especialmente de los románticos y soñadores. Su entrañable amigo Mario Benito Ortega, jefe del famoso Batallón 40, poeta, guitarrista y “cantador nocturno”, precisamente le había ofrendado una serenata en la madrugada del 3 de mayo, pero al no encontrarse en su domicilio debido a un viaje al interior, entonces Mario Benito dedicó la serenata a la madre del joven político.

Minutos después de concluida la expresiva velada, llegaba Roberto L. de regreso a su domicilio, siendo recibido por su eufórica madre, quien le comentó: “Acabo de deleitarme con una hermosa serenata que te trajo tu amigo Mario Ortega y, como no estabas, me dedicó en tu nombre”.

Es importante recordar este acontecimiento por las especulaciones que se han propalado respecto de la muerte de un entrañable compañero. Por malicia política, necedad y falta de información, se ha tergiversado lo acaecido. Es bueno advertir la sólida amistad entre ambos. Su muerte ha sido muy sentida y fue fruto de la refriega en la toma y retoma del Cuartel Central de Policía.

 

Algunos policías y guardiacárceles que se encontraban en el penal (en aquel momento detrás de la Catedral) durante el ataque, escucharon los disparos y, presurosos, acudieron al apoyo de sus compañeros. Quisieron retomar el cuartel desde la plaza porque el Batallón 40 ya lo había ocupado y en esa balacera, tanto Petit como el subjefe Ramón Caballero Zavala cayeron heridos. El mismo Ortega, que se encontraba a dos cuadras dirigiendo el operativo, al recibir el informe de los sucesos, se abrió paso para socorrer al amigo. A pesar de la tardanza para un auxilio, este ordenó su inmediato tras lado a un centro asistencial, pero camino al Policlínico Rigoberto Caballero, Roberto Luis murió desangrado por el balazo de una ametralladora recibido en la axila derecha.

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