La Ley de Lenguas convertirá al Paraguay en un modelo a emular en América

América es el único continente donde ninguna lengua genuinamente americana es normal; todos los idiomas oficiales y normales de los países americanos son de origen europeo, naturalmente hoy ya también americanos.

En los bloques regionales, lamentablemente, ninguna lengua americana es oficial, solo las de origen europeo lograron ese rango.

A diferencia de la Unión Europea que trabaja con veintitrés lenguas originarias oficiales, los bloques regionales americanos como MERCOSUR, UNASUR, ALADI, CAN y otros funcionan solamente en lenguas de origen europeo y no son capaces aún de incorporar las originarias como idiomas oficiales y de trabajo.

Desde hace un poco más de 200 años los países americanos fuimos conquistando nuestra soberanía política, al independizarnos de las metrópolis, pero durante este largo tiempo no hemos sido capaces como continente de conquistar nuestra soberanía cultural y lingüística y desterrar el colonialimso lingüístico. Hasta ahora los países latinoamericanos seguimos con fuertes resabios del colonialismo mental, cultural y lingüístico. El eurocentrismo sigue siendo tan latente como hace doscientos años. El rechazo y el trato desdeñoso que damos a nuestras culturas y lenguas son pruebas fehacientes de esta centenaria alienación.

A puertas de su Bicentenario, Paraguay puede erigirse en el ejemplo y paladín de la soberanía lingüística en América, con la promulgación de la Ley de Lenguas y la creación de la Secretaría de Políticas Lingüísticas, la Academia de Lengua Guaraní y el inicio de la normalización de la lengua mayoritaria de nuestra patria y la revalorización y el respeto a las demás lenguas habladas en el territorio. Sabemos que somos el único país donde una lengua genuinamente americana, el guaraní, es idioma oficial y hablado por la mayoría de la población no indígena.

Pero ahora la historia nos ubica ante otro escenario, mucho más promisorio y desafiante. Estoy seguro de que si en Paraguay iniciamos una política lingüística seria y sostenida, y normalizamos la lengua guaraní, la elevamos a la categoría de lengua de trabajo del estado paraguayo, nos habremos convertido en país de referencia a nivel continental y mundial, y muy pronto otros países emularán nuestro ejemplo.

Del éxito o fracaso de la política lingüística para normalizar el guaraní que encaremos en Paraguay dependerá la suerte de otras lenguas americanas, como el quechua, el aimara, el náhuatl, el maya, el mapuche. Esa es la gran responsabilidad que tenemos los militantes por la lengua guaraní, el estado y el pueblo paraguayos.

Los ojos de América y el mundo están puestos sobre Paraguay y estoy seguro de que no defraudaremos.
LA PROMULGACIÓN DE LA LEY DE LENGUAS ES UNA RESPONSABILIDAD HISTÓRICA DE TODOS LOS PARAGUAYOS Y LAS PARAGUAYAS. LA HISTORIA NOS EXIGE.

Añua maymavépe.

Miguel Verón
Fundación Yvy Marãe’ỹ
m_angelveron@hotmail.com

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