La génesis de su creación data de marzo del 2012, a iniciativa de Arturo Martínez Jara, a la sazón gobernador del Departamento, propuesta que germinó en el Proyecto de Ley presentado a la Nación por los diputados de Misiones – en conjunto-, Derlis Maidana (colorado) y Hugo Capurro (liberal)
Felizmente, después de 8 años de idas y vueltas, al contar con la aprobación de ambas esferas del Congreso Nacional, la ley obtuvo la promulgación presidencial en la víspera de Nochebuena del 2020.
Si bien en el Departamento existen varias filiales educativas en el Departamento, como por ejemplo el de la Universidad Nacional de Asunción que desarrolla, en San Juan Bautista, la filial de la Facultad de Ciencias Veterinarias, con la carrera de Veterinaria; la filial de la Facultad Politécnica, con la carrera de Programación de computadoras; y la filial de la Facultad de Filosofía, con Ciencias de la Educación.
La Universidad Católica, por su parte, cuenta con una subsede ubicada en San Ignacio; y la Universidad Nacional de Pilar (UNP), tiene su filial en Ayolas, que cuentan con suficiente cantidad de alumnos, no obstante, los proyectistas indicaron que es necesario y perentorio que, a los efectos de patentar el desarrollo, el Departamento de Misiones cuente con una Universidad Nacional propia, que no dependa de ninguna otra, y ampliando carreras universitarias para los jóvenes.
La Universidad Nacional de Misiones contaría, en principio, cinco facultades: Ingeniería Civil en San Juan, Medicina en San Ignacio; en Santa María, Tecnología en Alimentos; Medio Ambiente en Santa Rosa y Matemática en Ayolas.
Para iniciar la puesta en marcha de la Universidad Nacional de Misiones existe un presupuesto aprobado de 252 millones de guaraníes.
La incógnita pendiente a develar es cuándo realmente comenzará a funcionar,
Debemos acotar que este logro, como tantos otros, tiene cuestionadores. Los mismos aducen que la apertura de la universidad sólo beneficiará a la pequeña burguesía urbana del departamento, suposición que, si bien no es descabellada, es poco menos que imposible validarla dada la dificultad de pronosticar el futuro.
Por lo que cabe considerar el beneficio de la duda ¿y si realmente ocurre lo contrario?
El tiempo y los hechos tienen la palabra…
