Ley de Lenguas fue aprobada en Senado

Anteayer, la Cámara de Senadores del Paraguay -tras un proceso que duró varios años- aprobó por amplia mayoría el proyecto de ley de lenguas que garantiza desde el Estado la utilización y el desarrollo de los dos idiomas oficiales de nuestro país (castellano y guaraní) además de proteger y promover la supervivencia de las demás lenguas nativas.

El tema fue debatido tras su consideración en la Comisión de Cultura, Educación y Culto. La legislación es impulsada por organizaciones que sostienen la “Campaña por la Promulgación de la Ley de Lenguas”. El hecho se festejó por autoridades del Ateneo de la Lengua Guaraní y otras instituciones, que siguieron con atención el estudio del proyecto. El documento va a la Cámara de Diputados. Entre otros puntos, la ley dispone no discriminar por razones lingüísticas, disponiendo que las declaraciones ante cualquier autoridad y los documentos públicos y privados produzcan los mismos efectos si se expresan total o parcialmente en cualquiera de los idiomas oficiales. Establece también el derecho de todos los ciudadanos a contar con un plan de educación bilingüe en todo el sistema educativo nacional y de tener la presencia equitativa de las lenguas guaraní y castellana en los medios de comunicación del Estado y en los programas oficiales emitidos en medios privados de comunicación. Se crea la Secretaría de Políticas Lingüísticas, dependiente de la Presidencia, como organismo de aplicación de la ley. El secretario será nombrado por el presidente y contará con un título académico habilitante de grado universitario en materia de lenguas. Igualmente, la ley establece las atribuciones de la Academia de la Lengua Guaraní.
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COMENTARIO DE CARLOS LUGO,
«kamalubra@yahoo.com, integrante de la red paraguainee@elistas.net y “ guarani-nee@googlegroups.com”

Amigos de la red: en verdad, la de ayer fue una jornada memorable. Momentos de tensión, primero, y de emoción, después, nos embargó a todos los que tuvimos la suerte de estar presentes en el Parlamento para acompañar el tratamiento del Proyecto de Ley de Lenguas.

Digo momentos de tensión, porque las horas previas al tratamiento parecían no tener fin. Primeramente, tuvimos que presenciar y escuchar el tratamiento de los temas de notas de entrada, luego los homenajes, posteriormente las peticiones. La lista de oradores no tenía fin. El debate sobre la salud del Presidente de la República parecía que no iba a terminar nunca. Las horas pasaban, la angustia subía. Nos preguntábamos, ¿será que no se tratará de vuelta el tema que nos interesaba? El tratamiento de la Ley de Lenguas estaba en el segundo punto del orden del día. Uno de los senadores había solicitado tratamiento de preferencia como primer punto una declaración de la Cámara de Senadores sobre el tema de las aguas del Pilcomayo. Pasó nuestro tema al tercer punto. Otros senadores pidieron tratamiento de preferencia de otros puntos que estaban mucho más atrás que el de la Ley de Lenguas.

Menos mal que pidieron que se adelantaran al cuarto punto del orden del día. La sesión se había iniciado a las 9:30 más o menos. Eran las 11:30 y aún no se había dado tratamiento a ninguno de los puntos del orden del día. ¡Qué suplicio! ¡Qué desesperación! De tan cansados que estábamos por permanecer ya varias horas sin poder sentarnos (apenas dos butacas había en la barra), tuvimos que sentarnos en el suelo ¡Era simpático ver a los acompañantes del tratamiento, sentados en el piso y recostados en las paredes, en una posición no tan usual! Los otros componentes de interesados en la ley, los sordomudos, también sentados en el piso, algunos dormitando, otros comunicándose en lengua de señas, no veían la hora de que iniciara el tratamiento del tema que nos había convocado. Luego, ¡por fin!, se inició el tratamiento del primer punto, luego el segundo.

Y después, como si el diablo hubiera metido la cola, se produjo un apagón que dejó a oscuras la sala del senado y se apagaron, por supuesto, los micrófonos. Nos miramos unos a otros, desconcertados. No podíamos creer. Nos preguntamos: ¿será que se trataba de un sabotaje? ¿Será que va a suceder lo mismo que había sucedido ya en otra oportunidad en que, impotentes ya ante lo que era inevitable, tuvieron que bajar las llaves del tablero eléctrico de la sala, para impedir el tratamiento del tema? Las especulaciones se sucedían unas a otras. En estaspreocupaciones estábamos cuando nos percatamos que la sesión se reanudaba. ¡Oh sorpresa! La sesión continuaba sin luz, sin micrófono, a viva voz. Una satisfacción enorme nos embargó de vuelta. Las dudas y las incertidumbres se diluyeron.
Como si hubiéramos estado en un estadio de fútbol y que, por el rendimiento del equipo, podríamos presagiar que íbamos a ganar la partida, igualmente estábamos en el convencimiento pleno que la media sanción del Proyecto de Ley era cuestión de minutos nada mas. Veíamos, pero no escuchábamos, que levantaban las manos los senadores. Presumimos que estaban votando la aprobación de la ley, en general. Eran como 35 manos levantadas. La senadora Iris Rocío desde adentro, nos indicaba con el pulgar derecho levantado, que todo iba sobre rieles. En ese momento se estaba aprobando la ley en general casi por unanimidad. Luego vimos que Marcelo Duarte hacía uso de la palabra. Presumimos que estaba proponiendo la aprobación por capítulos, tal como ya lo había hecho en la sesión anterior del 23 de setiembre. Vimos otra vez levantarse casi la misma cantidad de manos.

Lo sorprendente fue, y nos dejó desconcertados, es que también Jaeggli levantó la mano. Nos hizo dudar sobre lo que se estaba votando. Será que pisó sus palabras y estaba votando a favor de que se aprueben los capítulos del Proyecto de Ley de Lenguas, a la que él lo trató con los epítetos tales, como «adefesio», «malísimo», «increíblemente malo» y que «… se parecía a una víbora, a la que había que sacar el veneno». Pero, teniendo en cuenta que lo conocemos como un desubicado, cualquier cosa podíamos esperar de él.

En este punto me acuerdo que entre los que acompañábamos desde la barra el tratamiento del Proyecto, se encontraba mimetizado un tal Christian (María Antonia Rojas lo citó en su «transmisión en directo», vía internet de lo que sucedía en la sala), que era enviado por el senador Jaeggli, para «espiar» lo que sucedía en la barra de simpatizantes de la Ley. ¿Cuál era su misión? ¿Qué se traía entre manos? ¿A qué quería llegar? Eran interrogantes que no tenían respuestas. Yo mismo le pude sorprender leyendo el mensaje que estaba redactando en su celular una de nuestras acompañantes. Atenta y fijamente al celular, estaba leyendo el mensaje, quizás tratando de encontrar algo que pudiera denunciar y, en consecuencia, sacarnos de la pequeña sala-mirador.

Retomo de vuelta el relato de lo que pasaba en la sala de senadores: las aprobaciones se sucedían; los secretarios que estaban al lado del Presidente del Senado, punteaban uno tras otro, sin interrupción los artículos de nuestro Proyecto, después de que los senadores hayan levantado la mano. No había dudas: se estaba dando la aprobación por capítulos, y al no haber objeción, se aprobaban todos los artículos de dichos capítulos, de una sola vez. De repente, retornó el servicio eléctrico y, por ende, el sonido. Terminó el suplicio. Le escuchamos al senador Hugo Estigarribia que objetaba de inconstitucional uno de los artículos. El senador González Daer explicó que ya se había aprobado el capítulo en su totalidad y que no correspondía tratar de vuelta uno de los artículos de dicho capítulo. Ante la insistencia del senador Hugo Estigarribia, el Presidente del Senado, puso de vuelta a consideración de los presentes, el artículo aquél, al que finalmente apoyaron tan sólo 3 senadores. María Antonia trataba mientras tanto, a través de Internet, de brindar la mayor información posible a los que estaban conectados a la red y que estaban siguiendo paso a paso el avance de nuestro tema. Yo le pasaba alguna información. Y cuando, en una de esas me preguntó qué era lo que se estaba aprobando, le comuniqué que ya se había aprobado en su totalidad. Eran las 12:37 del día 7 de octubre.

 Las manifestaciones de alegría, no se hicieron esperar. Nos confundimos en un abrazo generalizado. Las felicitaciones iban y venían. El barullo en la mini-sala era inmenso. Ya no se prestó atención a los siguientes puntos del orden del día. Nos abrazamos con los sordomudos también. Los medios televisivos y radiales se hicieron presentes y registraban notas a integrantes de nuestro aguerrido grupo promotor del Proyecto de Ley de Lenguas. Las tomas fotográficas se sucedían unas a otras. Luego bajamos por el ascensor y salimos en la explanada del Edificio del Congreso para registrar, una vez, unas tomas fotográficas de esta inolvidable jornada que nos cupo participar y que la posteridad lo recordará como uno de los hitos más importantes por la reivindicación de nuestro largamente postergado avañe’ẽ.

Vy’apave opavavete guarã. Hi’ãnte ñaime oñondivepa opa ára. Ñanera’ãro gueteri karai senador-kuéra. Aníke ñane kangýtei. Ñamohu’ãporã va’era ko ñane rembiapo. Toikove Paraguái. Toikove ñane avañe’ẽ. Toikove opavavete guaraní rayhuhára

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Comments

  1. me parece fantastico lo que isieron! todos en america tendriamos que promover el uso de nuestras lenguas nativas! Muchas felicitaciones!
    y ahora se que cuando viaje a paraguay voy a tener que entender mucho mas de guarani! que para mi es muy dificil!
    tendrian que formar profesores de guarani para que enseñen en Argentina! felicitaciones nuevamente!

  2. Se hizo JUSTICIA a nuestra tierra y a nuestros ancestros.
    Esto es una conquista que merece perpetuarse en nuestra historia
    Gracias!!! a todos jos que han hecho posible este triunfo.

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