Una historia de millones

 

Fernando Marin

Dejarlo todo para viajar miles de kilómetros por tierra, agua o aire en busca de una vida mejor es una realidad conocida para millones de jóvenes guaraníes año tras año.

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La obra teatral “Paraguay” invita a transportarse a través de la imaginación a uno más de esos viajes. El musical ofrece intensos momentos de comedia, canciones y drama perfectamente enlazados para contar una historia que muestra el permanente diálogo entre un sueño y una tragedia social. Todos los viernes a las 21 horas, con entrada a la gorra, en el Cultural Morán (Pedro Morán 2147), Agronomía, CABA.

Esta representación, dirigida por Lucía Maciel y Paula Grinszpan, desarrolla la historia de Natalia (Manu Martínez) y Yanina (Sasha Falcke), dos amigas paraguayas que emigran de su país en busca del ansiado sueño americano a los Estados Unidos. Dejan atrás su pueblo, sus familias, sus vidas ya resueltas, para ser parte de un mundo perfecto lleno de oportunidades que compraron bajo la envoltura de la bandera estadounidense.

Esta bandera, de los mismos colores que la de su país, representa para estas mujeres desventuras cotidianas, que probablemente sean las mismas que las que ofrece su nación, pero con un aura idealizada que las motiva a atravesar cielos y cordilleras tan solo para llegar allí y ser parte de ese mítico lugar. La delincuencia, la explotación laboral, los desamores románticos… también existen en este nuevo país, pero endulzados tras un filtro cinematográfico por el que vale la pena arriesgarse para ser protagonistas.

Esta historia de creación colectiva, con diálogos que suenan tan espontáneos como profundos, nació a partir de juegos e improvisaciones en los ensayos. Pero a su vez, refleja una problemática socioeconómica tan precisa y concreta como la sangría de juventud que vive el Paraguay. El país encabeza el ranking de tasa de migración de América Latina, con el 12,82 por ciento del total de su población viviendo en el exterior (índice superior al de México, Venezuela o cualquier país centroamericano). No por casualidad más de la mitad de esos migrantes son mujeres: medio millón de chicas repartidas por el mundo, en busca del sueño de Natalia y Yanina.

Estos dos personajes centrales generan una fuerte empatía con el público, que alterna estallidos de risa con momentos de desesperación deseando que las cosas no les salgan mal, o no del todo mal, a nuestras dos heroínas. Estos altibajos emocionales son el terreno ideal donde se lucen estas actrices de enorme talento. Las jóvenes migrantes cuando no actúan, cantan. De esa forma se las ingenian para embellecer el relato y llegar al alma de los espectadores mediante su voz.

Mariano Saborido, quien hace excelentes representaciones de una odiosa burocracia en distintos personajes, toma el rol de villana incomprendida que también buscará la comprensión del público. El escenario lo completa Román Martino con su guitarra, intérprete musical de las canciones que aportan narración y emociones a la obra. Por su parte, el vestuario y la escenografía, a cargo de Camila Pérez, configuran los elementos que faltaban para que este viaje sea posible.

Muy lejos de su país y ante una cruda realidad que no esperaban, las jóvenes no bajan los brazos y se resisten a perder lo que ganaron. Este mensaje de perseverancia y fortaleza está presente en la obra. Es un mensaje reconocido por el público que llena cada sala y despide con la ovación merecida a un grupo que se anima a poner sobre el escenario una historia de dos chicas que puede ser la de millones.

Reservas: https://www.culturalmoran.com/

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