La pérdida del empleo y sus implicancias psicosociales en los hombres

Beatriz Acuña

 

Beatriz Acuña (*)

Psicóloga-Especializada en Psicosociología Política

 

Ser varón no es sinónimo de ser más inteligente, más fuerte ni más poderoso biológica, psicológica ni científicamente.

Un hombre desempleado rompe el modelo de masculinidad impuesto. Perdido el poder económico se afecta la salud psíquica, así como la vida social y sexual. La masculinidad impuesta históricamente tiene solución y la clave es dejar a un lado las etiquetas y el poder que concede el dinero, creando así una imagen propia en la que compartir y sentir no sean sinónimo de menos virilidad. Pero para un hombre formado dentro del modelo hegemónico de masculinidad, el desempleo representa una gran pérdida y un extremado estrés.
A través del excitante cuento de la inclusión social y el combate a la pobreza, basamento teórico del logro electoral de Cartes y su Revolución Imaginaria, en el Paraguay se respira una atmósfera de permisividad mucho más irresponsable aún que las anteriores. Existe en este nuevo gobierno, una idea casi prejuiciosa, casi imprescindible, del derecho del Estado a ejercer la represión, como único recurso entendido como prioritario e inevitable ante lo que se niegan a aceptar. Todavía no se ha iniciado ni el propósito de reordenar las prioridades del gasto público en áreas como educación, salud pública, investigación e infraestructura y derechos humanos. El gobierno de Cartes se negó a votar incluso una necesaria resolución que protege a lesbianas, gays, bisexuales y trans, del odio y la discriminación.

Todo esto convierte en dramática la situación social por la que atraviesa nuestro país, al parecer, le queda muy grande al presidente Cartes y su gobierno manejar situaciones que realmente se le escapan de las manos y dando manotazos de ahogado, sin ironía alguna hacia los inundados. Su desconcertado plan de gobernabilidad y de crecimiento social, vetó a la vez irresponsable e injustamente, el mínimo impuesto a los sojeros. Mientras los funcionarios de su área ejecutiva dan la impresión de no haberse entrenado para encaminar la resolución de necesidades sociales, ni para crear las herramientas de cambio que el momento político requiere al nuevo gobierno. Pareciera que la gravedad de las circunstancias lo sobrepasan ampliamente y cada día escuchamos ensayar algunas excusas más o menos razonables del por qué no se resuelven situaciones prioritarias, mientras andan pidiendo préstamos por el mundo para legar luego la deuda a las generaciones venideras. Pero el drama sigue vigente y parece quedarle holgado también a gran parte de la oposición , que mira para otro lado y que frente a este cuadro complejo de dificultades, potenciada ya por la crisis internacional de los países centrales como de la región sudamericana pareciera que no se están realizando grandes esfuerzos para prevenir más crisis en el futuro, evaluar los factores de vulnerabilidad frente a los cambios de las circunstancias externas, confeccionar indicadores económicos puntuales, como forma de analizar mejor las perturbaciones externas e internas y tratar de fortalecer y encaminar el panorama económico en el sentido más amplio, tomando las pertinentes medidas preventivas. En este contexto el hombre paraguayo que pierde su empleo tiene dos opciones, sufrir la pesadilla de la búsqueda del nuevo empleo o emigrar hacia otras tierras más promisorias.

Para reencontrarse el hombre tiene hoy ante sí, una tarea urgente: aceptar su realidad y su mundo de sentimientos sin sentirse inferior ni menos hombre. Fortaleciendo valores como la tolerancia, la aceptación y la flexibilidad que lo ayudarán a vivir en paz en estos tiempos de turbulencia.

Pero el drama sigue vigente y parece quedarle holgado también a gran parte de la oposición, que mira para otro lado y que frente a este cuadro complejo de dificultades, potenciada ya por la crisis internacional de los países centrales como de la región sudamericana pareciera que no se están realizando grandes esfuerzos para prevenir más crisis en el futuro, evaluar los factores de vulnerabilidad frente a los cambios de las circunstancias externas, confeccionar indicadores económicos puntuales, como forma de analizar mejor las perturbaciones externas e internas y tratar de fortalecer y encaminar el panorama económico en el sentido más amplio, tomando las pertinentes medidas preventivas.

En este contexto el hombre paraguayo que pierde su empleo tiene dos opciones, sufrir la pesadilla de la búsqueda del nuevo empleo o emigrar hacia otras tierras más promisorias.

Para reencontrarse el hombre tiene hoy ante sí, una tarea urgente: aceptar su realidad y su mundo de sentimientos sin sentirse inferior ni menos hombre.  Fortaleciendo valores como la tolerancia, la aceptación y la flexibilidad que lo ayudarán a vivir en paz en estos tiempos de turbulencia.

Afortunadamente cada vez hay más hombres libres de condicionamientos externos. Y de esta manera vamos encaminándonos hacia la liberación de lo que durante milenios ha significado ser “hombres” en su sentido autoritario, castrante y destructivo.

Una masculinidad emocional y físicamente sana e integradora es posible y necesaria para construir un mundo mejor en todos los niveles, muy a pesar de que en el mundo sigue predominando una masculinidad corrosiva y tóxica que se expresa en las guerras, violaciones, accidentes, muertes, conductas deportivas y sociales, actitudes sexuales, en la corrupción, en los negocios desprovistos de ética, en un consumismo inmoral y en la multiplicación de las adicciones.

Por miedo a perder una imagen social viril, muchos hombres se aíslan de sus propias emociones. Se centran en la acción hasta que son adictos al hacer, hacer y hacer. Y la acción llega a convertirse en una huida de sí mismos. Robert Moore, doctor en psicología y teólogo, y Douglas Gillette, fundador del Institute for World Spirituality en Chicago, dicen que hemos llegado a “pensar que los sentimientos, son obstáculos molestos e inadecuados para ser hombres”.

¿Pero cómo logra uno conectarse con su verdadera identidad?.. Para vivir una vida emocionalmente inteligente, sin adicción al poder y a la dominación. Es bueno parar y hacer introspección, es decir, mirar hacia adentro para buscar el sentido que conecta con lo esencial, aquello para lo que merece la pena vivir. Para este fin, la práctica de la meditación y la búsqueda de espacios de silencio pueden ser muy beneficiosas. Al meditar, uno viaja al encuentro de sí mismo y recupera la esencia y el poder del verdadero ser

(*) lanación.com.py.

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