El día que el amor venció a la guerra

 

(PRIMERA PARTE) 

 

Guimer Zambrana Salas (*)

 

“DE ENTRADA, LA DEJÓ FUERA DE COMBATE. LE DISPARÓ CON EL CORAZÓN, ESA ARMA QUE NO NECESITA MIRA PARA ALCANZAR EL BLANCO”. 

El amor se abrió paso en medio del odio. No temió recibir un disparo ni precisó ocultar la cabeza en las trincheras. Esquivó las bombas, dejó heridos y saltó entre los muertos. Caminó sediento por las candentes arenas del Chaco con el objetivo de tomar los corazones de él y ella, que palpitaban ante diferentes himnos y defendían diferentes banderas. 

La historia lo dice: En la Guerra del Chaco perdieron Bolivia y Paraguay. Pero ganó el amor de Julio e Isabel, venciendo al chauvinismo (1) típico de la contienda. Él boliviano y ella paraguaya. Él prisionero de guerra y ella con familiares en el campo de batalla. El retumbante palpitar de sus corazones logró opacar el estruendo de las bombas que cegaban vidas en el Chaco infernal. 

Prisioneros bolivianos en Paraguay, primero llegaron a Asunción, luego muchos de ellos fueron a parar a Paraguarí, 

PRISIONERO DEL AMOR. – El día en que Julio Rocabado cayó prisionero estaba lejos de imaginar la agradable sorpresa que le tenía preparada el destino. Había salido de Bolivia con la promesa del retorno. Tras la muerte de su padre, había quedado de jefe de la familia y a cargo de la hacienda de Taca, en los Yungas paceños. 

Luego de caer en manos enemigas, su vida era una incógnita. El regreso parecía perderse en medio de la «borrachera verde». Como los 20 mil prisioneros que cayeron durante la contienda, el soldado Rocabado estaba preso de la frustración. Pero logró liberarse de esas cadenas apenas llegó a Asunción, la capital paraguaya. 

Su buen humor le permitió ganarse la confianza de sus custodios. Al primer descuido, se encontraba en las calles -con un grupo de prisioneros bolivianos- ofreciendo shows artísticos que le permitían ganarse unos pesos, pero sobre todo olvidar la guerra y la prisión. «Su prisión no ha sido tan prisión. Cayó prisionero, pero nunca bajó la cabeza», explica su hijo Mario. 

Las presentaciones callejeras alcanzaron tal éxito que las autoridades les proporcionaron un patio inmenso para evitar aglomeraciones callejeras. Fue en una de esas presentaciones que el destino apretó el gatillo del amor. 

A pesar de los 90 años que lleva sobre sus espaldas, Isabel Ricardo recuerda claramente aquel día: «Una señorita había tenido amistad con ellos y entonces el caballero ya me estaría echando ojo, pues. Entonces han venido ellos donde nosotras, nos hemos saludado, me lo han presentado, se ha presentado el caballero, muy simpático, muy educado. No me cayó mal. Hemos tomado confianza, charlamos». 

“De entrada, la dejó fuera de combate. Le disparó con el corazón, esa arma que no necesita mira para alcanzar el blanco”. Ella recuerda que esto ocurrió en Asunción, lugar al que viajaba todos los días desde su natal Caacupé. 

El soldado Rocabado definió su estrategia: La posición de Isabel ya estaba tomada, era el momento de conquistar a la familia. El cumpleaños de la futura suegra era el momento propicio. Tuvo la osadía de llegar hasta Caacupé para cantar la serenata. Entre los músicos se encontraba uno de sus custodios. Los hermanos menores de Isabel sacaron el arpa y se armó la gran fiesta. Ellos celebraban el cumpleaños de su progenitora, Julio el ingreso a la familia de su futura esposa. 

ESE MORTAL ARMISTICIO –  El 12 de junio de 1935, los gobiernos de Bolivia y Paraguay deciden ponerle fin a la guerra. Paraguayos y bolivianos saltaban de alegría, menos Julio e Isabel que veían el futuro de su amor en peligro. 

«Iba a venir la repatriación, ya no faltaba mucho. El caballero se ponía en planta, quería formalizar, quería comprometerme y que me vaya con él», recuerda Isabel, con las lágrimas amenazando desbordar el cauce de sus ojos. 

Cuando el retorno se hizo inminente, ella se encontraba en Argentina, en casa de una familia amiga. No dudó en ir a buscarla para conseguir la promesa de que vendría a Bolivia y entregarle la dirección dónde debía buscarlo al llegar a La Paz. 

1) Chauvinismo: exaltación exagerada o desmesurada de lo nacional frente a lo extranjero 

(*) Periodista  bolivianoNota publicada en invierno de 2001. Escrita en Irupana, localidad boliviana ubicada en la provincia Sud Yungas., a 112 km. de La Paz,

 

 

 

 

About the author

Comments

  1. Es la suerte de que haya caído prisionero en Paraguay. No sucedió lo mismo con los paraguayos prisioneros en Bolivia. Fueron enviados en zonas frías a romper piedras y hacer caminos.Con ropas inadecuadas muchos quedaron con sus osamentas enterradas allí. Es un relato que me dejó un familiar, que estuvo DOS AÑOS prisionero allí. Carlos Artaza.

Deja un comentario