“qué malos son los reyes no me trajo ni un autito, comprámena mamita, aipotánteko chavé…”

El título es parte de la canción “6 DE ENERO” compuesta por el sastre y poeta Clementino Ocampos, que relata lo que él había sufrido en carne propia el 5 de enero de 1945 en un taller de sastrería que poseía en Asunción.

reyes magos tambiénEste testimonio cuenta que aquel 5 de enero de 1945, Ocampos se encontraba en su taller de sastrería ansioso por entregar un traje, con el fin de poder comprar el juguete de reyes para el día siguiente a su pequeñas hijas, llamada Ramona Berlarmina y Rosa Claribel

La espera fue en vano, pues el cliente no se presentó a retirar su pedido, y como consecuencia no hubo paga y tampoco dinero como para adquirir el esperado regalo

Por lo que al día siguiente, al no encontrar el esperado obsequio de reyes, una de las niñas se sintió tan triste y exclamó:  ¡Qué malos son los Reyes, a mí no me trajeron nada!, lo que causó tanta impresión a su padre quien, finalmente, terminó plasmando sus sentimientos en éste poema escrito en jopará (mezcla de guaraní y español) al que Martín Escalante le ha puesto música para grabarlo finalmente en el año 1957: desde entonces es la música obligada, el himno del día de reyes en Paraguay.

Clementino Ocampos nació el 14 de noviembre de 1913 en la ciudad de San Lorenzo y falleció en Asunción el 4 de enero de 2001. En tanto que Martín Escalante, nació y falleció en Asunción:15 de setiembre de 1925 y  10 de mayo de 2013, respectivamente.

 Hoy,  a 71 años de su creación, su  música está más vigente que nunca…

 6 DE ENERO

Letra: Clementino Ocampos / Música: Martín Escalante

 Era hermosa la mañana, era el día de Los Reyes,
las sonrisas infantiles mundopýre iñasáĩ
cada cual con el obsequio que el mago les hiciera
por ser bueno y obediente, vy’ágüi osapukái.

Mas un niño que era pobre, también bueno y obediente
al no serle obsequiado isymíme oporandú:
Por qué mamá querida los reyes del Oriente
no me hizo un regalito, ha entérope oguerú.

 Yo mamita soy más bueno que Antonio y Andresito
y de muchos amiguitos añembo’é kuaaitevé;
qué malos son los reyes no me trajo ni un autito,
comprámena mamita, aipotánteko chavé.

 Así se queja el pobre sin cariño y sin halago
que su padre fue un tirano ni ndohecháiva chupé
y esa terrible orfandad no tiene sus reyes magos
que le haga un regalito el 6 de enero javé.

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UNA HISTORIA MÁGICA

La historia de los Reyes Magos es conocida en el mundo entero. Cuando Jesús de Nazaret nació recibió la visita de unos magos que le llevaban unos regalos: oro, incienso y mirra.

Reyes Magos va

Según una antigua leyenda los nombres de los Reyes Magos eran en realidad Galgalat, Malgalat y Sarithin, aunque han pasado a la historia como Gaspar, Melchor y Baltasar. El más joven era Melchor, que contaba unos 20 años y era originario de Tarsis. Baltasar tenía unos 40 años y procedía de Saba y Gaspar tenía 60 años y venía de Arabia.

Esta leyenda no es la única en relación con los magos de oriente. Hay otra que afirma que en realidad se trataba de cuatro magos y no tres (el cuarto se llamaba Artabán) pero debido a un accidente no se pudo unir a los otros tres. Según algunos relatos, el cuarto mago intentó infructuosamente encontrarse con Jesucristo quien, después de la Resurrección, se le apareció para premiar su devoción.

Hay interpretaciones muy diversas sobre el origen, sus auténticos nombres y la estrella que les iluminó. El papa Benedicto XVl escribió un libro sobre la vida de Jesús, en el cual se afirma que provenían de Tartessos, una zona al suroeste de la actual España.

El evangelio de Mateo es el texto a partir del cual el Cristianismo ha trasmitido el relato de los Reyes Magos, aunque hay que tener en cuenta que hay otros evangelios, los llamados apócrifos, que cuentan versiones diferentes.

Los historiadores continúan intentando desvelar el misterio que envuelve el relato evangélico de los Reyes Magos.

Lo que resulta incuestionable es que millones de niños en todo el mundo esperan ansiosos los regalos de unos magos venidos de oriente durante la noche del 5 de enero.

Pero no todos encontrarán junto a los zapatos el ansiado regalo: solo la comida y el agua que, ilusionados, han dejado esos niños para alimentar a los camellos de los Reyes Magos de Oriente que, esta vez, faltaron a la cita.

(historiapedia.com)

 

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