Chipá barrero: Imágenes que perduran.

Asunción era limpia.

No había basura acumulada en sus esquinas, los barrenderos municipales con sus carritos tubulares circulaban todo el tiempo, salvo por las siestas en que se recogían bajo la sombra de alguna planta de apepú que resistía de pie la acometida impetuosa del clima. Los «merceditas» de la línea 13, recorrían puntualmente desde barrio Obrero hasta barrio Jara, pasando por la calle 5a, Montevideo y el centro para desembocar a la avenida Mcal. López hasta Rca. Dominicana, allí giraban.

Juan Ramón Ayala ofrecía su chipá barrero por las mañanas, con su enorme canasto sobre la cabeza (haciendo equilibrio), su zapatilla «japonesa», su reluciente reloj y su radio a transistores colgada en el pecho. Algunos se resistían comprar de él, «nda joguai chene la chipá che rapichá arriero güi…chipá, kuñá ovendé vaerã», decìan.

El tiempo siguió su rumbo,aquello quedó atrás, pero hay imágenes que perduran.

Nicodemus Espinosa

Así lo vió y graficó el hecho Nicodemus Espinosa

Justamente Juan Ramón Ayala, el chipero más célebre y emblemático de nuestro país, quien cambió su pregón individual de venta personal en “ajaká” (canasto) por ofrecerlo en una camioneta,  fue denunciado por un comunicador social por causar “ruidos molestos” a la mañana muy temprano con el parlante de su medio de transporte.

 

 

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