En Yacyretá Argentina sigue burlándose del gobierno paraguayo

Ramón Montanía

 

 

 

Ing. Ramón Montanía Fernández (*)

El Gobierno argentino adeuda  a la República del  Paraguay US$ 150 millones de dólares en concepto de compensación por la energía, de su propiedad en Yacyretá, que le cedió en los últimos  años. Así el paraguay se constituye en un mendigo sobre silla de oro.

En rigor esta suma es apenas la acumulación de las cuotitas que nuestro socio paritario debe pagarnos debido a la Nota Reversal  de 1992, cuya vigencia, unilateralmente, mantienen pese a  que el Legislativo nacional lo rechazó hace casi 20 años.  Según informa la prensa de nuestro país, solo por el ejercicio 2013 el inexplicable atraso argentino suma  US$ 46 millones. Hasta la fecha, el monto de los compromisos incumplidos asciende a 146,5 millones de dólares, mora que debe distribuirse del modo siguiente: 2013,  46 millones (saldo). 2014,  82,5 millones y 2015,  US$ 18 millones, sin sumar aún las sumas correspondientes a abril y mayo.

Interminables abusos.   Que nuestro país, mejor, nuestros gobernantes de turno sigan tolerando esta interminable abusos de nuestra categoría de socios condóminos, por partes iguales, en Yacyretá es incomprensible, al menos desde una perspectiva medianamente racional, porque  siguen  pisoteando todo  tipo de acuerdo, inclusive el propio tratado.

Nuestros socios paritarios deben comprender de una buena vez por todas que en Yacyretá la República del Paraguay no es un convidado de piedra, mucho menos un pordiosero obligado a mendigar el disfrute de sus legítimos derechos a un socio que, según el derecho internacional, tiene las mismas atribuciones y facultades en la entidad binacional que los asocia. Sin embargo, todo esto no sobrepasaría el ámbito de un mero ejercicio de retórica o una simple expresión de deseos si  la Cancillería Nacional, el Gobierno, responsables de la política de relaciones exteriores del país no adoptan actitudes y acciones que hagan  comprender a su par argentino, que ya no tolerará humillaciones de ningún tipo.

El pueblo paraguayo  ignora el monto de sus beneficios postergado.   Las informaciones conquistadas por la prensa, a pesar del hermetismo binacional, incluso de los representantes paraguayos en la entidad y de  la propia Cancillería son lamentablemente incompletas. En efecto, no aclaran que los US$ 146,5 millones son apenas la sumatoria de las cuotitas que debe abonar Argentina a nuestro país por un paquete en el que no se distingue compensación por cesión de energía de compensación en razón de territorio inundado. Tampoco discrimina los montos provenientes de las utilidades por capital aportado o del resarcimiento por cargas administrativas. Ocultan la información relativa a la cantidad diferida, que es tres veces superior a la cuotita que Argentina y Yacyetá deben abonarnos al contado.

Mendigo sobre silla de oro.  Somos socios propietarios, por partes iguales, de Yacyretá y de sus beneficios, según el principio o fin del Tratado obviamente, pero desconocemos incluso si nuestro Gobierno exige por el actual atraso los intereses morotarios de los últimos año, más trece meses del presente.  Los hechos lo demuestran, nuestros gobernantes de turno ya no cuentan con Yacyretá, de lo contrario no podríamos explicarnos por qué, por ejemplo, el presidente Horacio Cartes de nuevo mendiga recursos en España, un país ni siquiera sabe cómo salir de sus crisis, rebajándonos incluso a la altura de los países “exportadores de pobreza”.

Paraguay se merece respeto.  Yacyretá e Itaipú son paraguayos, esas incomparables riquezas naturales del país son las palancas que lo sacarán, definitivamente del subdesarrollo.  Parte del crecimiento de Brasil y Argentina se debe al excedente energético paraguayo entregado bajo el sibilino concepto de “cesión”. La fórmula es exigir el respeto a nuestro derecho, recuperar lo que es nuestro y, por qué no, es justo, reclamar una reparadora indemnización por los años de abuso de nuestro patrimonio en ambas hidroeléctricas.

(*) Director de la revista especializada Mundo de la Electricidad.

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