IRP (Impuesto Revolucionario al Pueblo)

Se supone que los impuestos son para solventar, entre todos, los gastos que demanda una nación, la patria en que vivimos, en la que trabajamos; por tanto es justo y una obligación el aporte de todos a su sostenimiento. Pero los impuestos deben ser racionales, no sobreponerse unos sobre otros y de ninguna manera ser confiscatorios.
Y hay que diferenciar los impuestos de lo que se cobra por servicios. En el caso urbano, uno paga el impuesto inmobiliario como contraprestación de un servicio de alumbrado, barrido y limpieza, no por el inmueble en sí que ya se paga al adquirirlo.

Y en este sentido creo que el IRP que se pretende implementar sin dudas se sobrepone a otros impuestos; porque es una liquidación que se hace sobre el excedente de un mínimo no imponible, que a veces puede ser alto y otras quedar desactualizado con lo cual afecta a muchas más personas, o sea sobre la ganancia neta que se obtuvo a lo largo del año.

Sobre el fruto del esfuerzo que quedó, y en buena hora si quedó algo, el gobierno pretende quedarse con una parte sustanciosa para una supuesta ayuda social o vaya a saber para qué, capaz que para comprar más coquitos dorados.

Ahora bien, la pregunta que se cae de madura es: ¿es necesario crear un nuevo impuesto cuando los que se tienen no se cobran como se debe, cuando la evasión está a la orden del día; cuando el Estado y su correspondiente costo de mantenimiento está más que sobredimensionado; cuando los servicios que se prestan son de mala calidad, casos agua y electricidad; cuando los caminos y puentes están en pésimo estado; cuando se observan que hay funcionarios con sueldos multimillonarios en puestos que ni saben para qué están y por supuesto llegaron acomodados de parientes políticos y amigos/as; cuando lo que se ofrece es inseguridad, mala educación y una salud gratuita trucha? La respuesta a estos interrogantes es obvia: por supuesto que no es necesario.

El sentido común nos dice que primero se deben controlar la evasión, el despilfarro, la corrupción y mejorar los servicios; para luego sí, si no cierran las cuentas, ver de ajustar los que ya están o incentivar la producción y el consumo haciendo justamente lo contrario: bajar los impuestos; todo antes que meterle la mano en el bolsillo al pobre trabajador.

Por otro lado, la declaración jurada anual que acompañaría al IRP, si se aplica, si bien es lógica su implementación y es algo normal en cualquier país democrático, no creo que por ahora se deba llevar adelante en nuestro país, al menos hasta tanto no haya un sistema seguro, confiable, para que los datos ingresados no puedan ser manipulados por cualquiera y los mismos lleguen a caer en manos inescrupulosas, como las del epp; que en las actuales condiciones políticas e ideológicas que predominan en el gobierno me parece serían los beneficiarios directos del IRP y su declaración jurada, con lo cual de Impuesto a la Renta Personal pasaría a ser Impuesto Revolucionario al Pelotudo.

Rafael Luis Franco

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