Hay vida después de Facebook

 

Rafael Luis Franco (frarafael@gmail.com)

Hace unos quince años me registré por curiosidad en la famosa red Facebook, y durante unos años o más no participé, porque no le encontré, para mí, una utilidad concreta, ya que eso de publicar cosas personales no era lo mío. Luego, un buen día me di cuenta que se podía utilizar para compartir cosas interesantes: conocimientos, cosas que los medios en general no publicaban, historias, etc., utilizar la red casi como una revista.

Luego, en 2015, creé un grupo de historia, que a la fecha lleva poco más de 18 mil miembros.

Pero algo cambió desde un tiempo a esta parte, ya no es la misma red que uno se anotó y que podía compartir en ella casi sin restricciones.

Ahora la censura se impone y no es una censura imparcial; para ello va este ejemplo: entre los motivos que uno puede advertir al sistema está el de odio o incitación a la violencia, es así que en una oportunidad, ante un comentario que decía más o menos lo siguiente: “La iglesia que ilumina es la que arde”, una clásica frase de ciertas irracionales personas que tienen odio hacia la fe y lo que la Iglesia representa, por tanto ese comentario sin ninguna duda y a todas luces invitaba “a quemar iglesias” o en su defecto a burlarse de la creencia de muchos, es así que indiqué al sistema que el mismo me parecía ofensivo y de odio, por tanto debían eliminarlo; y resulta que al poco tiempo recibo un mensaje de Facebook indicándome que dicho comentario “no tenía nada de ofensivo ni de incitación al odio”; así van las cosas me dije.

En otra oportunidad, mediados de 2020, el sistema me censuró durante 24 horas por compartir, sin hacer ningún comentario, una publicación de un medio entrerriano donde comentaban que en la provincia de Corrientes el gobierno estaba utilizando con mucho éxito, tanto en profesionales como en pacientes, el conocido fármaco antiparasitario Ivermectina para combatir el virus que nos legaron los chinos, medicamento que se utiliza tanto en personas como en animales desde hace décadas, es así que el sistema me bloquea porque ellos consideraban que era “información perjudicial para la salud”.

Luego hubo una segunda vez que no recuerdo porqué fue, pero de tres días y la última a fines de agosto 2021, un buen día, de mañana temprano me indican que estaba bloqueado por una semana por haber infringido no sé qué cosa, no permitiéndome ver el post del motivo, y no recuerdo que el día anterior haya publicado cosa alguna.

No hay mal que por bien no venga, cumplida la semana de sanción, me dije que igualmente no iba a volver a publicar nada a ver si sin publicar me volvían a sancionar; pero no pasó, y como desde entonces no publico nada el sistema graciosamente (y cínicamente) cada tanto me envía mensajes diciendo “lo extrañamos” y me invitan a seguir publicando, algo que a partir de entonces no he vuelto a hacer, y ya van casi cinco meses.

Y doy mi testimonio, aunque sé perfectamente que no es nada al lado de muchos famosos, científicos inclusive, personas que tienen más de un millón de seguidores, que los han eliminado sin dar ninguna explicación, de esta red y de otras, que en el fondo entiendo son controladas por la misma corporación.

Porque si a la empresa no le interesan los seguidores, no es una cuestión de “rating” que vende publicidad, ¿entonces de qué es cuestión? Y la respuesta surge sola: controlar a la opinión pública, llevarla en una dirección.

Esta censura, política e ideológica, permite entrever en qué se ha convertido el sitio, y no exagero al decir que es la red de redes que ya está controlando el pensamiento y opiniones de la mayor parte de la población mundial al tener los usuarios que cuidarse de sus expresiones; como en la obra de George Orwell “1984”, obra prohibida bajo regímenes comunistas, donde el “gran hermano” se muestra como un adelanto de lo que se han convertido Facebook junto a otros importantes sitios y la televisión en general: un monstruo de varias cabezas similar a un mito griego pero que aquí no es ningún mito, es real.

Y les aseguro que esta experiencia de salir del sistema es realmente liberadora, y es lo que busco compartir, porque sepan que “hay vida después de Facebook”; es como dejar la TV y volver a los libros, como dejar de fumar o el alcohol; y en buena hora que me bloquearon por una semana, porque para dejar un hábito se requiere primero reflexión, tomar la decisión y luego un período de tiempo que rompa el mismo.

Por último, entiendo que el nuevo nombre que le han dado a la bestia es «Meta Verso», que parte de dos palabras: Metafísica y Universo; lo que indica que es algo que estaría más allá del universo conocido, de ahí su logo infinito, o que abarcaría el todo; y que en alguna medida, su parte de meta pretendería reemplazar las tradicionales discusiones religiosas, ahora con la nueva religión ya no se miraría el cielo, ahora solo hay que adorar una nube, que en algún lado terrenal está, y es la que observa nuestro comportamiento, y que al revés de la religión tradicional que tenés que esperar a morirte para saber si vas al infierno o no, aquí el omnímodo poder que la controla en vida te lo puede hacer vivir, purgatorio incluido.

Aclaro, aunque sigo anotado y los grupos están, ya no participo de ellos; o sea que no alimento al monstruo.

 

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