Entre mitos, leyendas y nuestra identidad nacional

 

Dr. Carlos Ibáñez Chiner (*) 

Los paraguayos hemos nacido, crecido y protegido en un verdadero edén, impregnados de mitos y leyendas narradas en guaraní por nuestros progenitores en la calidez del hogar. 

Ello constituye la base histórica de la construcción de la identidad nacional de nuestro país que, además, contó con un agregado político: el desarrollo temprano de nuestro derecho a elegir gobernador, autorizada por la Cédula Real del 12 de septiembre de 1537.

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Rápidos (saltos) del Piraretã

Inserto nuestro origen en una naturaleza adornada con exuberante vegetación, con cerros y altiplanicies sugerentes de misterios, lagos extensos y tibios, arroyos frescos y rápidos de aguas transparentes deslizándose sobre piedras de superficie lisa y resbaladiza; con rica y abundante fauna, un sol fulgurante y ardiente, noches serenas ligeramente cálidas,  un cielo nocturno saturado de estrellas con luces centelleantes, enmarcado en caudalosos ríos  cuyas aguas corren presurosas haciendo recodos y remansos o acariciando las riberas arenosas de nuestro terruño antes de llegar su destino final. 

Amanecer en el Chaco paraguayo

Este entorno, este paisaje que, al igual de una melodía enigmática llega a nuestra sensibilidad a través del oído del rostro y del espíritu.

 Un verdadero “pesebre” donde ha nacido, criado y protegido, el hombre paraguayo, el mancebo de la tierra, hijo de aquella unión amorosa, natural, orgullosa, producto del connubio de españoles e indígenas guaraníes.

Encuentro de dos mundos

Dos razas diferentes, que con el encuentro revivieron sus urgencias más profundas generando con amor un nuevo ser, síntesis perfecta del milagro de la reproducción que prolongaría los genes de cada uno de ellos en una alquimia poderosa y una vital simbiosis cultural. 

Ambas nos legaron la riqueza de su idioma y el agregado de una conjunción conformada por los mitos y leyendas. El “Mombe’ú gua’ú” (mitos), creación imaginativa basada en creencias religiosas dando, como resultado dioses, semidioses y héroes: el “Mombe’ú upy” (leyenda), relato fantástico de hechos reales, adornados y deformados por la imaginación y la tradición oral, de donde surgen animales, plantas, hechos históricos fantasmagóricos y toponimia. 

Es por eso que, cuando estamos lejos de nuestra tierra, en cualquier circunstancia y lugar, permanecemos espiritualmente en la terrible dicotomía: el dilema de vivir en un lugar y soñar en otro. 

Las imágenes que evocamos son las mismas que dejamos al partir, celosamente guardados en nuestra mente y nuestros sentimientos. Seguimos en la búsqueda incesante del “Mba’é verá guasú”, ciudad brillante; el “Yvy marãe’ý”, la tierra sin mal de nuestros ancestros que, en nuestro interior, la identificamos con el solar natal, la morada original de dónde provenimos. 

Vivencias que fortalecen ñande rekó, consolida nuestra identidad y alimentan el alma. 

 

 

(*) Ex Cónsul Honorario del Paraguay en Mar del Plata, asunceno, bioquímico, historiador, miembro de la Academia Paraguaya de la Historia; poeta, miembro titular de la Sociedad Paraguaya de Escritores, y socio honorario de Casa Paraguaya de Bs. As./ Falleció en Mar del Plata el 4 de julio de 2020

 

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