La guerra contra la Triple Alianza terminó el 1° de enero de 1869 y no el 1° de marzo de 1870 como se cree comúnmente. Es que en ese primer día del año nuevo, Asunción sucumbió ante las tropas invasoras –fundamentalmente brasileras- quienes tomaron y saquearon la ciudad violentando a sus mujeres para escarnio de la dignidad patria y de los pocos hombres que aún quedaban con vida
Poco antes, el 22 de febrero de 1868 el General Francisco Solano López había abandonado Asunción estableciendo la capital de la República en la ciudad de Luque -distante a 18 Km. -hasta el 7 de diciembre del mismo año. Al día siguiente -8 de diciembre- la sede capitalina recayó en la localidad de Piribebuy categoría que tuvo hasta que el gobierno se trasladó a Caacupé.
Esto significa que el trajinar del resto del ejército paraguayo, siguiendo a su Jefe través de 500 Km. fue trágico hasta el final, más aún teniendo en cuenta las condiciones físicas en que se hallaban los soldados.
Ínterin, ocurrió dos enfrentamientos entre los contendientes: la primera fue en Piribebuy y la segunda fue Acosta Ñú, enfrentamientos pomposamente llamados «Batallas» cuando en realidad fueron carnicerías inhumanas, dos verdaderos holocaustos.
En Piribebuy, las fuerzas brasileras no solo degollaron al Jefe de la Plaza, Cnel. Pedro Pablo Caballero, sino que incendiaron el hospital aniquilando a 600 heridos que se encontraban en ella. Esto ocurrió el 12 de agosto de 1869.
Cuatro días después ocurrió la masacre de niños en Acosta Ñú, mil veces más crimen que el de Herodes matando inocentes. “Batalla” en la que también mataron a ancianos además de las madres de los niños
Uno de los mayores pecados de la historia propiamente dicha es el hecho de que la versión que permanece al terminar una guerra es siempre la del vencedor. Sin embargo dicha versión fue acomodada a los designios del más fuerte de los tres invasores pues omitió mencionar que el motivo secreto del Imperio del Brasil de “entrar” en la Guerra contra el Paraguay, era no sólo aniquilar nuestro país, sino de gobernar Bs. As. y Montevideo.
Inglaterra actuó como lo que era: un astuto colonizador y ávido comerciante concediendo préstamos leoninos o vendiendo armas sobrevaluadas, operaciones en las que participó el embajador Edward Thornton
Tan inmensa fue la fabulación histórica creada por los verdugos del Paraguay que aún hoy algunos paraguayos siguen debatiendo cuánto de verdad y cuánto de mentira hay en las versiones.
Uno de los enigmas aún por revelarse es el papel que le cupo a Bernardino Caballero, lugarniente de Solano López, en dejar que los niños sean partes de la guerra.
Apéndice: El Duque de Caxías, comandante del Ejército de Brasil durante la Guerra de la Triple Alianza, en despacho privado al Emperador, de su propia mano. En extenso despacho, entre otras informaciones a Pedro II, el Duque de Caxías escribe el 18 de septiembre de 1867: “El General Mitre está resignado plenamente y sin reservas a mis órdenes; él hace cuanto yo le indico, como ha estado muy de acuerdo conmigo, en todo, aún en cuanto a que los cadáveres coléricos se arrojen en las aguas del Paraná, ya sea de la escuadra como de Itapirú, para llevar el contagio a las poblaciones ribereñas, principalmente las de Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe que le son opuestas (…) El General Mitre también está convencido que deben exterminarse los restos de fuerzas argentinas que aún quedan, pues de ellas no divisa sino de peligros para su persona”. (Julio Chiaventato)
