El “Grito de Ipiranga”, la farsa de la independencia brasileña

El 7 de septiembre de 1822 el príncipe portugués Pedro de Alcántara realizó el famoso «Grito de Ipiranga», con el que separó Brasil del Imperio de Portugal. El 12 de octubre del mismo año, es coronado como Pedro I, Emperador Constitucional y Defensor Perpetuo de Brasil, dando inicio así al primer reinado del Imperio de Brasil.

El “Grito de Ipiranga”, no fue un movimiento político, no fue una guerra, ni un levantamiento. Fue una simple “declaración” en todo sentido. Sin pueblo, con el ejército, se aplaudió un discurso en el que el nuevo emperador decía que Brasil era libre de Portugal. 

  • Y eso fue todo.

 SINOPSIS

Juan VII de Braganza y su cónyuge, la madrileña Carlota Joaquina de Borbón Reina de Portugal y Brasil, hija de Carlos IV de España y hermana de Fernando VII y “casi” reina de Argentina, quien pretendió representar los intereses de la Corona española en América durante la crisis dinástica originada por la invasión napoleónica

En 1808 ocurre un acontecimiento importante. Ante la invasión de Portugal por Napoleón, el rey y toda su corte se trasladan a Brasil, convirtiendo a Río de Janeiro en capital de facto del Imperio Portugués. 

Esto significó más que un viaje. Brasil cambió su papel dentro del imperio portugués. Gracias a esta nueva, podríamos decir, “metrópolis provisional”, se produjo un impulso económico importante, la llegada de una burocracia estatal de más alta alcurnia, nuevos y grandes comerciantes y en general nuevos y más grandes recursos,

 La nueva posición ocupada por Brasil trajo problemas entre los blancos portugueses y los blancos brasileños. Pero, además, ayudó al desarrollo de intereses locales ligados a la monarquía. Recordemos que desde 1808 a 1821, o sea 13 años, la corona y toda su corte vivieron en Río de Janeiro. 

El problema estalló en 1821 cuando Juan VI debió volver a Portugal por las presiones que generaban allá los liberales (incluido un levantamiento) y los antiguos intereses metropolitanos. No todo el mundo estaba de acuerdo con la indefinida estancia americana del rey de Portugal. Sin otra alternativa, el rey y su corte regresaron a Lisboa a poner orden. 

Ante el regreso en 1821 del rey a Portugal, el miedo se apoderó de los burgueses brasileños y los portugueses que se habían asentado (incluso enriquecido) en las ciudades americanas. ¿Qué pasaría con sus nuevos privilegios, negocios, etc.? ¿Qué pasaría con los intereses creados en 1808? ¿Brasil volvería a ser colonia en todo sentido? Y frente a los hechos que ocurrían en el Río de la Plata, ¿qué pasaría con el desarrollo de nuevas ideas y los cambios en la región? ¿Se mantendría la paz interna?. 

Pedro I primer emperador de Brasil

Ante las presiones debido a las dudas, Juan VI deja como regente a su hijo Pedro de Alcántara. Era una especie de garantía de que Brasil sería tratada en igualdad con Portugal; o sea que la situación no iba a cambiar. 

Ipiranga es un pequeño río cerca de San Pablo, donde Pedro recibió la noticia de que no sería más regente de Brasil, sino un simple “representante” de Lisboa. Se dice que, ante esta noticia, gritó “¡independencia o muerte!”.

Pero en ese lugar no había nadie que se opusiera a la independencia, porque nadie quería perder sus derechos y privilegios adquiridos. Así que lo de “muerte” era sólo una exclamación. Es que no habría ni guerra ni lucha.

 Lo de Ipiranga no fue más que un acto, con un discurso de una sola frase. Obvio que no menor al declarar la independencia. Pero, al mismo tiempo, aseguraba una transición tranquila y sin conflicto. 

Monumento de Ipiranga o Altar de la Patria

Su “independencia” no generó grandes problemas internos, no perdió territorios al poder mantener la unidad (todo lo contrario, incorporó regiones), formó un gobierno fuerte. 

Pero sobre todo, sin tirar un solo tiro, logró la autonomía sin que las clases más bajas o grupos radicales “perturbaran la paz” o “perjudicaran los negocios”. 

Fuentes varias, la  principal: mas.org.ar

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