Desde Paraguay hasta Bucaramanga: el viaje de los cigarrillos de contrabando

Cerca de 120 marcas de cigarrillos de contrabando se venden en el país, según BAT-Protabaco. Provenientes en su mayoría de Paraguay, ingresan a Colombia por La Guajira y luego son distribuidos en diferentes ciudades, entre ellas Bucaramanga.

Según esta multinacional, en la capital santandereana existen cuatro comerciantes encargados de traer este producto desde Maicao, quienes lo distribuyen a mayoristas, en tiendas, locales comerciales del centro de la ciudad, plazas de mercado y ‘chazas’.

Indagando en los grupos de cargadores de Puerto Nuevo sobre la procedencia del cigarrillo, muchos aseguran desconocer su puerto de partida. Sin embargo, es en Paraguay donde comienza toda esta historia.

Según el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación de los Estados Unidos, el país guaraní produce 100 billones de cigarrillos al año, de manera legal. No obstante, cuando este producto traspasa las fronteras, se convierte en un producto de contrabando, que durante décadas ha azotado el mercado de Brasil y de Argentina, y ahora lo hace con Colombia y México. 

De esta producción se conoce que más de 68,5 billones de cigarrillos producidos en ese país se distribuyen en todo el contiene.

Proveniente del sur, tras recorrer el río de la Plata, transitar las aguas del Atlántico, arribar a Panamá, Aruba, Curacao y Bonaire, los cigarrillos llegan a Puerto Nuevo en La Guajira, donde son esperados por cientos de contrabandistas para su distribución.

Cerca de 120 marcas, que en su mayoría son fabricadas en Paraguay, se encuentran distribuidas en todo el panorama nacional. Bucaramanga no es ajena a este fenómeno, que ha encontrado seguidores especialmente en los estratos medios y en la comunidad rural. Los bajos precios,  es la razón para que los consumidores adquieran este producto.

Mientras a una multinacional le cuesta 800 pesos producir una cajetilla de 20 cigarrillos, una de contrabando, con la misma cantidad de unidades, es vendida a los mayoristas en 380 pesos, sin pagar impuestos.

El negocio está, según los expertos, en ofrecer “al menudeo”. “Un tendero, por ejemplo, sabe que no puede exhibir estos cigarrillos, porque han entrado de forma ilegal a Colombia, así que los esconde y los ofrece por unidad. Algunos los venden a 100 ó 200 pesos, y las cajetillas a 1.000 ó 1.200 pesos. Las ganancias, casi siempre, superan el 500%”.

Fuente: vaguardialiberal.com

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