El santo protector de la albirroja apeló a todo su poder para poner en el cuerpo de Justo Villar un imán «atrae pelotas» y, de esa manera, hacer que el equipo guaraní eliminara a Brasil de la Copa América. Un verdadero regalo del cielo. Un milagro.
Fue espectacular el despliegue de buen fútbol que pusieron en la cancha los verde-amarillos durante los 120 minutos que duró el partido, pero esta vez el “jogo bonito” no bastó para doblegar a la increíblemente afortunada escuadra paraguaya que, en honor a la verdad, también dejó todo de sí para forzar la definición por penales.
Y así fue. De remate, apareció nuevamente el santo protector albirrojo, para hacer que los jugadores brasileros, artilleros de fuste, erraran en la ejecución de tres tiros penales. Y, bien se sabe que en fútbol, goles son amores.
Los compatriotas residentes en todo el mundo, demostraron su algarabía desbordante por tamaño triunfo. En Bs. As., se dieron cita en el Club Atlético Deportivo Paraguayo y Casa Paraguaya.
