Ya era hora que lloviera, he’í oñemity vaekué ama’ỹpe (dijo el que sembró con sequía). O algo parecido. Es que los guarismos que nos incrustaron los kurepas es un resultado más afín a un partido de tenis que a uno de fútbol.
Justamente nos tuvo que tocar a nosotros que los albicelestes despertaran de su estupor y pudieran embocar todas la pelotas (balones) hasta dentro del arco iris. Encima, con goles tempraneros y con buenas jugadas, que nos hicieron perder el invicto.
Es que el fútbol es como la vida: se gana y se pierde. Pero no podemos quejarnos porque la campaña de nuestros leones que pusieron todo de sí en la cancha, nos hicieron sentir –hasta el momento- los “chuscos” de la Copa América.
Ahora solo nos falta batir a los perucas para posicionarnos como el tercer equipo más fabuloso del Cono Sur americano.
¿Por qué no?
Así es que, avanti león guaraní, a no desanimarse –y mucho menos bajar los brazos- que la próxima vittoria e la gloria é nostra. (karakú ñanemba’eitéma)
Esto también va para Ramón Díaz.
