15 años después de su muerte, recordamos a Zenón Bogado Rolón

Alejandro Méndez Mazó, imagen de otra época

 

 A tal efecto recurrimos a Alejandro Méndez Mazó (1) quien redactó una nota a los pocos días del deceso de Zenón, que transcribimos a continuación 

Zenón Bogado Rolón, guaraniólogo, poeta y gran impulsor de la cultura popular del Paraguay. Nació en Villarrica en 1954 y falleció en Canindeyú en diciembre de 2005, asistido por los indígenas que lo habían nombrado chamán. Tenía 50 años, tres hijos pequeños con su compañera Celeste y tres veinteañeros con su ex pareja Luisa.  

Zenón Bogado Rolón

Fue director de Cultura de la Municipalidad de Lambaré. Fue autor de ‘Tomimbi’ (1990), ‘Tovera’ (1990), ‘Tojajái’ (1992) y ‘Ayvu Pumbasy’ (1994). Su obras completas se publicaron en forma póstuma por la editora Servilibro.

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        “Yo lo conocí hace un cuarto de siglo, en un taller de poesía dictado por Elvio Romero, en casa de Gilberto Ramírez Santacruz (hoy agregado cultural de la Embajada paraguaya en Buenos Aires). Militó en los círculos culturales del éxodo paraguayo, junto a intelectuales y artistas con los que compartía la obsesión por el Paraguay, por entonces, expulsor por excelencia. Algunos de ellos son: el poeta Félix de Guarania, el escritor Edgar Valdés, el cantautor Martín Arzamendia, el pintor y cineasta Enrique Collar, los periodistas Epifanio Méndez Vall y Marcos Cáceres Amarilla, el promotor sociocultural Hugo Lovera López, el arquitecto Ricardo Argüello, el geofísico Andrés Peralta. También hizo amistad e intercambió poemas y sueños, con colegas más lejanos, como la paraguaya Teresa Méndez-Faith y el paraguayista Tracy Lewis, residentes en Estados Unidos. El cantautor Anibal Lugo, los poetas Rudy Torga y Tory Ludeka, fueron algunos de sus anfitriones del desexilio en Paraguay (1989). 

Instituciones desde las cuales actuó como apasionado y eficaz promotor cultural son: el Club Atlético Deportivo Paraguayo de Argentina (1980 a 1989), la Municipalidad de Lambaré (1993 a 1996) y la Fundación Lambaré (1995 a 2005). En gran medida, a él le debe la ciudad que adoptó como propia, Lambaré, el Primer Premio en el Concurso de los Pueblos del Paraguay, desarrollado de 1993 a 1995. De allí surgieron son su memorable poemario “Ayvu pumbasy” (Música de la palabra), los certámenes estudiantiles lambareños creados por él y el concurso de poesía de culturas americanas originarias: “Negros en las universidades, negros barriendo mierda”, decía una pieza uruguaya en competencia. 

Cacique Avambaré

Como contribución a la revisión de la historia, sostuvo que el cacique Avambaré (llamado Lambaré por los blancos) fue el más respetado de los cinco líderes originarios de la región guaranítica, en los tiempos de la conquista española. “El tergiversado acuerdo de paz sellado entre los blancos foráneos y los nativos carios, no fue más que la trágica claudicación histórica del diezmado pueblo originario, que había sostenido una cruenta guerra de dos años y perdido a su líder Avambaré en criminales cautiverio y tortura” – decía Bogado – No en vano el fuerte de Asunción fue eliminado de su emplazamiento primigenio en las cercanías del cerro Lambaré por los indígenas y refundado por los blancos en la Bahía de Asunción un año y medio más tarde (1537). “Por eso, Avambaré es un símbolo de resistencia cultural guaranítica, como Tupac Amaru lo es de la quechua”. La sabiduría de Zenón me inspiró para componer “Lambaré del Paraguay”, finalista nacional en el Festival OTI de la canción 1995. 

Sus amigos indígenas, lo invistieron chaman y el exilo económico lo arrojó nuevamente a Buenos Aires, donde con la honestidad y solidaridad que rigieron toda su vida, brindó asistencia espiritual a cambio de modestas contribuciones voluntarias A raíz de un repentino deterioro de su salud, en el 2000, el doctor Federico Abente lo internó para practicarle un impostergable transplante de corazón. Pero Zenón se escapó del sanatorio, volvió a Paraguay, consultó la oferta con sus hermanos indígenas y tomó la decisión: “¡¿cómo sé yo que no me van a poner un corazón de chancho?!” ¡Y el escurridizo Zenón siguió viviendo!. 

Dr. Carlos Federico Abente

Hace un mes, me transmitió el deseo de una “tertulia musical solitaria”. Pocos días después, lo visité en el Hospital Juan Max Boettner, donde, por insistencia del Dr. Abente nuevamente, estaba siendo sometido a estudios. Le entregué unas fotografías del indio Antonio, el personaje que representé en la zarzuela paraguaya María Pacurí (Juan Carlos Moreno González – Manuel Frutos Pane) a cargo de la Ópera de UniNorte. “Después de tantos años de amistad, recién ahora descubro el indígena que hay en vos, un indígena universal”, dijo. Y parece ser que, nuestro héroe se escapó una vez más de los “ólogos” (2). 

 “Como no mejoraba, quiso ir a Canindeyú, para ver si allá mejoraba. Nos fuimos con nuestros hijos. Se dio cuenta de que ya no iba a vivir y decidió ser enterrado allá. Ningún otro pariente de él apareció”, me dijo llorando Celeste. 

¡Pero a mí se me hace cuento que el escurridizo Zenón esté muerto!

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Alejandro Méndez Mazó:, foto actual

(1) Alejandro Méndez Mazó es un intelectual multifacético con un extenso y rico curriculum. Nosotros lo conocimos inicialmente por sus cualidades de hombre de la comunicación y uno de los pioneros de la radiofonía paraguaya en Argentina que co-conducían con Mario Areco, unos de los primeros programas de radio del Deportivo Paraguayo en Bs. As.  

(2) «ólogo» es una variante del sufijo «-logo» que indica «estudioso o especialista en una materia o ciencia». Etimológicamente procede del griego «logos» que significa «ciencia, palabra». Sufijo que indica aquel que estudia o practica.

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