El viernes 17 de agosto se se presentó en Casa Paraguaya de Buenos Aires el libro “Principios de dicción”, de Roque Centurión Miranda. Es una nueva edición de la obra que originalmente se editó en la década de 1960. La presentación estuvo a cargo de su hijo Roque Centurión, Equicio Toñánez y Celia Croitoru. También amenizaron la velada integrantes del cuerpo de baile Yberá, Sindy Molina y su padre, y el cantante Carlos Portillo.
“Principios de dicción”, es una obra de autoayuda orientada a educar y mejorar la comunicación oral. Está dirigida a todas aquellas personas que deseen expresarse mejor, pero sobre todo a quienes se desempeñan en el campo de la locución o periodismo en general. En este libro encontrarán técnicas de la voz, sobre la pronunciación correcta de las palabras y separación de las mismas en oraciones, sobre cómo se debe educar la respiración, ejercicios de vocalización así como reglas generales de gramática que hacen a la correcta lectura de un texto o poesía.
Algunas opiniones sobre “Principios de dicción”:
“El material deja claro muchas cosas de aprendizaje para la oratoria y a todos los profesionales de la comunicación. Ayuda a la incursión en la radio y televisión, ya que actualmente es el modo de comunicarnos oralmente”.
“Es recomendable para lograr una buena lectura. Lo más importante, no apurarse en leer rápido y pronunciar bien las palabras en el momento de interpretar; es decir, meterse al texto de lo que uno está leyendo”.
“Muy interesante y sirve como material de consulta para los docentes y alumnos”.
Don Roque, como lo llamaban, fue uno de los baluartes de la cultura paraguaya en el siglo 20, el cual promocionó de manera intensa. Entre sus principales aportes, figuran la creación la primera Escuela de Teatro y Locución del país, la Asociación de músicos Autores Paraguayos Asociados (APA), la Escuela de Declamación y teatro, la Escuela de Arte Escénico y como periodista fundó el periódico Proal. Actuó en películas de producción argentino paraguaya. Tampoco le fue ajeno el arte musical y, en tal sentido, conformó un grupo de guitarras que llevaron a los combatientes de la Guerra del Chaco, su mensaje solidario.
Su temprana muerte (a los 59 años de edad) privó a la cultura en general y a la nuestra en particular, de uno de sus prohombres más valiosos.
RLF
