Lenguaje inclusivo: cuáles son los idiomas que no hacen diferencia de género

Entre los idiomas que utilizan un lenguaje inclusivo se encuentran el inglés, el alemán y el ruso

El debate sobre la adaptación del lenguaje para que sea inclusivo está insertado en la sociedad y genera voces a favor y en contra. Sin embargo, existen otras culturas que, a pesar de haber avanzado en cuestiones de género, no viven esta problemática: sus idiomas no hacen diferencias o utilizan géneros neutros.

A raíz de la aprobación de la utilización del lenguaje inclusivo por parte de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), lingüistas de la aplicación Babbel llevaron a cabo una recopilación de cuáles son los idiomas que ya utilizan géneros neutros y aquellos que no incluyen una diferenciación entre masculino y femenino.

David Marín, lingüista del equipo de Didáctica de la aplicación de idiomas Babbel, dijo: «El debate ha llegado para quedarse, pero es algo que no sucede solo en la Argentina o América, sino en muchos frentes y en muchos idiomas. Los hablantes de árabe, francés, español y alemán, por nombrar solo algunos, están hablando desde hace tiempo de una revolución lingüística».

Los angloparlantes le prestan muy poca atención a la distinción de género en su gramática y han usado el género neutro durante cientos de años. Por ejemplo, la palabra «They» (Ellos/as), -que no tiene género-, fue utilizada como pronombre singular por excelencia desde el siglo XIV, junto con sus derivados. Y llegó lejos, en 2015 fue elegida como la Palabra del Año por la American Dialect Society y fue reconocida oficialmente por la AP Style Guide.

Asimismo, cada vez más sustantivos que tienen variantes masculina y femenina suelen considerarse inapropiados e incluso sexistas. «Las actrices norteamericanas están utilizando la palabra «actor» para definirse en vez de «actress«, sólo un ejemplo entre muchos», contaron en Babbel.

Por otro lado, el idioma alemán tiene tres géneros: masculino, femenino y neutro. El escritor estadounidense Mark Twain describió algunas imprecisiones de esta lengua en su ensayo ‘El horrible idioma alemán’ (1880). «Todo sustantivo tiene su género gramatical y hay que aprenderlos de forma individual y memorizarlo. No hay otra opción. Para conseguirlo, hay que tener una memoria de elefante», escribió.

Según indicó el estudio, el idioma sueco ha demostrado que no es intocable y que el idioma se puede ir transformando a medida que los usuarios lo modifican. Así fue como se introdujo el pronombre «hen» como una primera alternativa a «él» y a «ella». (Al igual que en el español la letra «e» intenta suplir la cuestión del género binario). Durante la década del 2000, este pronombre ganó popularidad y fue fuertemente debatido en el 2012. Finalmente, tres años después se agregó al diccionario sueco SAOL y en la actualidad, se utiliza en los medios de comunicación, en el parlamento, en el discurso cotidiano y en los textos oficiales.

En cuanto a las lenguas ugrofinesas, donde el húngaro, el finlandés y el estonio están entre las más destacadas, no distinguen entre masculino y femenino, sino entre animado e inanimado. Si un húngaro o una finlandesa hablan de cómo su abuela les contaba historias, se referirán a «ella» como «ello».

En la lengua vasca, que se habla principalmente en Euskal Herria, se utiliza un orden neutro de las palabras. Según el estudio, se relaciona con las alianzas que este pueblo tuvo con los romanos y fue en el choque de lenguas cuando el idioma se pudo haber visto modificado. «Al ser tan diferentes el euskera y el latín, este último no asimiló el euskera, ni tampoco lo obligó a desaparecer, manteniendo esta importante diferenciación en cuanto al género en comparación con las lenguas latinas, como el español y el francés», indicaron.

Por último, pero no menos importante, la lengua quechua, de los pueblos originarios de los Andes centrales, en América del Sur, no distingue con pronombres entre mujeres y hombres, sino que usa sufijos, pero no de género. Solo los sustantivos «mama» y «tata», y «wallpa» y «k’anka» (gallina/gallo) distinguen entre sexo femenino y masculino.

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