“Gente tóxica”

Disfrutando de mis merecidas vacaciones en el corazón de las Sierras de Córdoba, entre piedras y cascadas cristalinas, un paraíso llamado ‘La Serranita’ nos albergó dándonos días de paz, tranquilidad y reflexión en contacto con su paisaje maravilloso.

Extremo izquierdo, el autor de la nota
Extremo izquierdo, el autor de la nota

Y dije “nos albergó dándonos” porque me acompañaron mi compañera de vida, dos amigos y un libro escrito por Bernardo Stamateas “Gente tóxica”

El silencio me inspiró la lectura de sus páginas e hizo que me adentrara en el insondable laberinto de la mente humana, del por qué de algunos comportamientos y miserias, mezquindades, ambiciones e hipocresías, el por qué de la falta de códigos, de la ofensa sin importar hijos, padres, abuelos etc. “Gente tóxica” me ayudó a descifrar el intrincado enigma.

OCIO 0003-16 gente tóxicaDice Stamateas que la gente tóxica son aquellos manipuladores, chismosos, envidiosos, autoritarios, psicópatas y orgullosos que pretenden condicionar nuestras vidas, emociones intentando hacer fracasar nuestros sueños a los cuales debemos poner límites. Veamos la clasificación de esta gente:

1) Lo de pensamientos rígidos: son las personas que viven con culpa, en medio de continuos reveses, tienen pensamientos y principios inflexibles e imposibles de alcanzar, aferrados a preconceptos de que nadie los hará cambiar de opinión y lo que es peor, adoptando todo el tiempo una posición de víctima. Tampoco se hace cargo de sus propias culpas, optando por achacarlo al “otro”. “Yo no fui”.

2) Los descalificadores: son los que desperdician horas de su tiempo tratando de medirte y descalificarte, disfrutando menospreciar o rebajarte, criticando por lo que haces y por lo que no haces, te suben o te bajan en forma alternativa, apelando a juegos crueles con el objetivo de desestabilizar tus emociones, estimular tu ira, robar tus anhelos y boicotear tu éxito.

Son los que andan escondidos detrás de una máscara como amigo, compañero, familiar cercano, colegas o vecinos, con el propósito de tener poder y control de todo que lo rodea. Sabe el momento exacto cuando soltar la lengua para ofenderte. No siente culpas ni admite errores y si –por casualidad- te pide disculpas, al otro día volverá a ofenderte o incomodarte. Gozan todo el tiempo si te manipulan y -mejor aún- si logran destruirte.

3) Los orgullosos: estos tienen exceso de confianza en sí mismos, en lo que dicen, hacen y deshacen. Todo perfecto y no permiten que, en su arrogancia y pedantería, nadie ni nada lo contradiga. Son capaces de inventar historias inverosímiles o aventuras personales de manera deliberada con el único fin de atraer el interés en su figura de manera exclusiva.

Lo que no pueden descifrar es que su actitud puede resultarles contraproducente y  así malograr el resultado que se proponen. Cuando llegan a una reunión todos quieren evitarlo por pesado, porque son como el mal aliento: todos lo perciben menos él.

LA COLECTIVIDAD PARAGUAYA

Hasta aquí algunos ejemplos de gente tóxica que en nuestra colectividad en Argentina, existen innumerables casos: abundan los cara de piedra, los fanáticos, los sabelotodos, los oportunistas, los que en beneficio propio invocan su “calidad” de dirigentes culturales, de comunicadores sociales, de representantes de partidos políticos y también los simples-eternos ventajeros que con su conducta realmente intoxican a los demás compatriotas, poniendo en una sola bolsa a inocentes y pecadores. Pero por ahora lo dejo ahí…

Dice Stamateas en su libro, que todos los días convivimos con esta clase de gente que potencian nuestras debilidades y nos llena de frustración. Y agrega: no permitas que nadie controle tu vida, conéctate y júntate con gente correcta, eligiendo bien tu compañía, confía en ti, domina tus emociones y sé capaz de distinguir y saber decir sí o no en el momento oportuno.

Querido lector: estoy seguro que al leer esta nota ya habrá pensado a quien le caben estos sayos o si eres tu mismo al que le cabe. En este caso habrá que efectuar alguna corrección.

Ah… si alguna vez escuchas a esta gente  por radio, cambia de dial; si te dan consejos, haz todo al revés…

Por mi parte, ya comencé a practicarlo.

¡Feliz 2016!

 Roberto Sánchez

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