Karaí norte – Cine Paraguayo

Fernando Moure

El riguroso retrato de identidad popular que Marcelo Martinessi hizo a partir de un cuento del escritor Carlos Villagra Marsal de hace cincuenta años es hoy un logrado corto de ficción cuya fórmula recurre a la observación y al psicologismo. Más allá de algunos pocos diálogos, el eje del cortometraje gira en torno a la identidad (paraguaya) fundada en la violencia.

Karai Norte está hablada íntegramente en guaraní, y apoyada en un gran trabajo de fotografía en blanco y negro, con una cámara que logró ecualizar la estética naturalista de época, logrando por esta vía visual acercarse a un tiempo concreto, alrededor de la revolución de 1947. Los paisajes de la espectacular locación corresponden a las Lagunas Saladas, o Laguna Capitán, en el Chaco; y los protagonistas, una mujer anciana y un jinete solitario, así como los detalles de un rancho campesino, interiores y enseres domésticos se presentan en ángulos cerrados, inolvidables por la tensión compositiva. Sus protagonistas personifican una dramaturgia correcta y sin sobreactuaciones, Arturo Fleitas, un arriero tosco y duro; y ella, una anciana convincente y espontánea (conviene aclarar que no es actriz profesional).

Trama sorprendente

La representación de esta ficción gira en torno a una campesina paupérrima, sola en un paisaje inhóspito, y la de un forastero, un aventurero inesperado que reclama comida. El encuentro entre ambos se resuelve tras estadios que pasan por la desconfianza, la aceptación y el horror.

La cita se resuelve en una comida frugal y un diálogo escueto pero sustancial, dónde se trama el nudo de la historia: la anciana vive atemorizada por el saqueo que sufrió a manos de un ladrón, y el jinete recibe la información, elaborando silenciosa y anodinamente, una venganza. Entremedio, se sucede una fantástica escena silente, de una belleza inusual, donde la mujer suelta y peina sus cabellos fuertes de color plata, y los rehace en dos trenzas. Semejante visión metaforiza una sensualidad finísima; aunque dicho acto coincida con la aparente indiferencia del comensal devorando su modesto plato.

El forastero parte tan misteriosamente como había llegado, interín que la película ofrece una caracterización de la soledad de la mujer: vemos sus cosas, la arquitectura precaria de la cabaña, su cuerpo, rostro y ropas. Escuchamos el viento, el tañir de los platos y vasos; todo el tembipurú de hojalata al vaivén de las ráfagas inmisericordes del viento, que a estas alturas es un protagonista más.

Siento que esta ficción retrata de cuerpo entero el lado oscuro de la identidad paraguaya. Aquí se actualiza el carácter violento, irascible y absurdo de un pueblo, que aunque en apariencia se muestre paciente, tranquilo o a veces columpiándose en una hamaca sorbiendo eternamente tereré, tiene también mucho de locura y frustración, y que sólo puede canalizar trágicamente sus pulsiones, envidia incluida.

Gracias a esta obra de arte, entendemos que este Karai Norte no es más que un verdugo psicótico que se aleja sin poder justificar su acto terrible, desparramando la muerte a su paso. Un inmejorable antídoto contra el bucolismo y la parsimonia, una fantasía de la violencia que puede alumbrar, en una sola mirada, tanta irresponsabilidad humana. Antes y ahora, así como podemos sentir en este trabajo de Marcelo Martinessi, las pruebas a la vista: revoluciones, dictaduras, torturas, violaciones, crímenes “pasionales”. Hoy las leemos en las crónicas de la sección Policiales de los diarios, o en el periodismo amarillo que muestra encuadres de cabezas decapitadas junto a mujeres desnudas bailando cachaca. Aquí una ficción literaria y audiovisual nos acerca a la realidad desde la elaboración de la metáfora de una relación asimétrica e imposible por la condición psicológica alterada del justiciero, sin espacio para la belleza, la compasión o la paz.

Karai Norte (Paraguay, 2009). Dirección, guión, adaptación: Marcelo Martinessi. Con Lidia viuda de Cuevas y Arturo Fleitas. Adaptado del cuento “Arribeño del norte”, de Carlos Villagra Marsal (1953). Dirección ejecutiva: Gabriela Sabaté. Dirección de Fotografía: Luis Arteaga. Dirección de Arte: Carlo Spatuzza. Sonido: Rodrigo Burgos, José Bogado. Edición: Marcelo Martinessi. Presentada por Mira, con la participación de Trociuk y Petrobrás. César Cataldo se encargó de la musicalización original con variaciones en arpa paraguaya. Duración: 19 minutos. Idioma: guaraní. Formato 16 mm – Blanco y negro.

Karai Norte fue seleccionado para la 20ª Curta Kinoforum – Festival Internacional de Curtas-Metragens de São Paulo que acontecerá del 20 a 28 de agosto próximo
En marzo de este año, logró el premio como Mejor Cortometraje Iberoamericano en la 24º edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (México)

(Fuente: www.elpororo.com)
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