La silla vacía…

Cuando se acerca la Nochebuena, a los paraguayos que vivimos en el exterior se nos agudiza el techaga’ú y es, quizá,  cuando más sentimos el desarraigo.

silla-vacia-vaPensamos  lo que pensamos nosotros por nosotros mismos  y lo que pensarán nuestros afectos lejanos, nuestros amigos que tomaron otra ruta, los vecinos que ya no están: que en nuestras mesas navideñas habrá una silla vacía que nos reclamará por el ausente añorado. Y  también extrañaremos a los que dejaron la tierra y eligieron el cielo.

Entonces nos invade la tristeza que también lleva consigo la secreta esperanza de que, alguna vez, esa silla será cubierta y, de esa manera ya no tendremos un vacío en el alma, y se  disipará el dolor que sufrimos en la distancia.

Las tradiciones se mantienen
Las tradiciones se mantienen

 Por eso es que cuando se aproximan estas fechas, damos rienda suelta a nuestro deseo de ir en busca del abrazo que nos contenga, vivifique y le siga dando sentido a nuestra vida aunque después volvamos a distanciarnos.

Por eso no nos importa cuán caro es el pasaje a nuestro país porque estar con el ser querido no tiene precio…

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