El busto de don Carlos

 

Brigitte Colmán – [email protected]

 Ahí estaba don Carlos, serio, adusto e impávido, como toda estatua, supongo. Algún bromista le puso encima un sostén de color rosado y el momento fue captado con la camarita de algún teléfono inteligente de esos que todo el mundo posee. La fotografía llegó a las redes sociales y ahí comenzó el show.

Foto: cronica.com.py

Las airadas voces se levantaron y se hicieron escuchar. Paredón, fue el menor de los castigos que salieron a pedir para los responsables de tamaño despropósito.

La agresión sufrida por el busto de uno de los padres de la patria, ubicado en la esquina de la calle homónima casi Colón, provocó como era de esperar un sinfín de comentarios y reacciones.

«En una sola imagen la ignorancia de nuestro pueblo. Falta de patriotismo», escribió uno. Y otro tuit decía: «¡Ignorantes los que hicieron esto! Una pena, si nuestra historia no conocemos ni respetamos, ¡¡no hay esperanza de un pueblo patriota!!». Otro agregó: «No causa gracia esto, ¡da pena darse cuenta de tanta ignorancia y mediocridad!».

Por supuesto no faltaron los que insistieron en identificar a los culpables del «vandalismo». «Y esa es la gente que organizó NPY25, llámenles a ellos y les dirán por qué hicieron eso…». Tampoco faltó un dedo acusador dirigido a las «feminazis», y otro obviamente a los putos.

Si me permiten, yo creo que hay que tener mucho cuidado de no perder la linda costumbre de burlarse de algunas cosas, al menos mientras se pueda. Después de todo, ya ardió el Parlamento y la Justicia hace rato se arrancó la venda y reparte cualquier cosa menos equidad, rectitud y probidad. De modo que, ¿cuánto daño le puede hacer a tu patrioterismo un sostén rosado sobre una estatua?

Indignación. Tanta mediocridad duele, comentaba un tuitero indignado por el sostén rosado, aunque supongo que su enojo no era precisamente por el color de la mencionada prenda.

Pero creo que lo que de verdad debería dolernos es la indignación por macanadas. Porque este incidente del sostén se produjo en el mismo día en que subieron los precios del pasaje del transporte público, y pese al movimiento #LaSubaMeEstafa, toditos en fila como borregos fuimos a pagar un pasaje más caro que sin duda va a desfondar nuestra ya de por sí escuálida economía; por utilizar un servicio de transporte que es malo, violento, no inclusivo y que atropella varios de nuestros derechos.

Antes de indignarte por el busto de don Carlos, pensá que lo que de verdad es una vergüenza para este país es ser tan sumisos, por permitir que los mismos bandidos de siempre malmanejen el país. Y que pese a los miles de millones (que se le paga a la FTC con la plata de nuestros impuestos), el EPP siga secuestrando y asesinando. Todo eso sin olvidar que tenemos un presidente que no fue capaz de resolver problemas, habiendo tenido tantos recursos como no los tuvo ningún otro presidente anterior.

No creo que don Carlos se revuelque en su tumba por la broma; lo que de verdad le debe molestar es ver quiénes nos gobiernan hoy en día… Porque un sostén rosado en el busto de don Carlos es una broma.

El mitã’i indígena consumiéndose en crac en la vereda de enfrente es la verdadera tragedia.

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