Murió Ananías Maidana, histórico líder del Partido Comunista del Paraguay

Falleció en el día de ayer los 87 años de edad en el hospital del Instituto de Previsión Social en Asunción.

El dirigente, fue uno de los políticos más perseguidos durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), fue condecorado el 10 de marzo pasado por el presidente paraguayo, Fernando Lugo, con la «Orden Nacional al Mérito en el Grado de ‘Gran Cruz'».
En la ocasión, el mandatario pidió disculpas en nombre del Estado al líder del PCP por «tanta muerte y tanta injusticia» en épocas de dictadura, durante la que al menos 59 personas fueron asesinadas y otras 336 desaparecieron, de acuerdo a la Comisión de Verdad y Justicia.

Maidana, que fue secretario general del PCP, hasta 1989, padeció torturas y varios años de encarcelamiento durante la dictadura de Stroessner por sus ideas políticas y denuncias de los atropellos cometidos por el régimen castrense. También compitió por un escaño en la Cámara de Diputados en las elecciones generales de 2008, en las que Lugo ganó la Presidencia al frente de la Alianza Patriótica para el Cambio, coalición de la que también forma parte el PCP.

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LA CÁRCEL OLVIDADA
Se cumplían los 100 años del maestro José Asunción Flores y viajé al Paraguay con la Comisión que tanto trabajó en Buenos Aires para acercar dinero para hacerle una estatua en Asunción. Una tarde de magia, en la Chacarita, había una luna grande como un mundo a pesar de que eran las cinco de la tarde. Tocaba una orquesta la música floriana y yo mientras comía mbejú en el cordón de la vereda junto al músico Miguel González, mientras un montón de niños jugaba en las hamacas en ese vértice que no tengo la menor idea de como se llama, mientras pasaban mis adorados perros callejeros, vi un hombre bailar. Su cabeza canosa también bailaba. Vueltas y vueltas al compás de la polca.

Quedé deslumbrada porque ya se sabe que me vuelve loca el baile. Y el hombre bailaba muy bien. Le pregunté a Miguel González, quien era ese hombre y me contestó: Ese hombre es ANANIAS MAIDANA, es el secretario general del Partido Comunista paraguayo y estuvo 24 años preso por la dictadura stronista. Quedé muda. Estupefacta. ¿Cómo era posible que ese hombre tuviese aún ganas de bailar, de reír, de festejar la vida? A la noche, yo no tenía donde quedarme.

Soy argentina y no tengo parientes allá. Entonces, Mariah Elena Medina, militante comunista y su marido Luis Riveros, me ofrecieron quedarme en la sede del Partido Comunista. Ahí lo conocí. Lo vi trabajar. vi. sus ojos vivos, su lucha, su inquebrantable pasión. Ahí también conocí a LUIS CASABIANCA y me enamoré, ya para siempre, de la poesía de CARMEN SOLER. Van todos con mayúscula.

Me juré que en Buenos Aires cada vez que pudiera, hablaría de ellos. Recuerdo que una tarde me fui sin decir nada y anduvieron buscándome por todos lados. Yo nunca me llevo bien con los controles pero me explicaron que yo era una responsabilidad de ellos. Otro día todos hicimos una vaca y compramos harina y huevos y yo amasé fideos, mientras apareció por ahí un tenor que no sé quien era y comimos mis fideos con tuco y ópera. Magia. La magia del arte

. Otra tarde, yo lo reté a ANANIAS – así, con mayúscula- porque entre tantos cuadros de militantes comunistas, no estaba la foto de CARMEN SOLER -así, con mayúscula-. Estuve un poco atrevida pero él me dijo- sonriendo- que yo tenía razón. Le dije «si en mi próximo viaje al Paraguay, no está la foto de Carmen, yo misma la voy en clavar en la pared.» Se rió mucho. Otra vez, en otro viaje, lo entrevisté y hoy de lo loca que estoy no puedo encontrar mi reportaje. Me hablaba de la lucha clandestina por un Paraguay mejor, del encierro y el dolor de todo un pueblo castigado por la dictadura feroz de Stroessner.

Hoy escucho en la radio que ha muerto ANANIAS MAIDANA -así con mayúsculas- y me puse a llorar. Por la puta costumbre de no saber poner a un hombre tan grandioso en el lugar que le correspondía. África hizo de Nelson Mandela, una marca registrada. Este hombre se merece el respeto de todos los paraguayos. Olvidó su cárcel, no se la cargó a nadie. ¡Pudo bailar, reír y cantar después del horror!

No supo el Paraguay exportar este nombre de tan grandiosa vida: ANANIAS MAIDANA, así, con mayúsculas.

Elcira Viviani
Periodista argentina