Aldo Zucolillo en serios problemas

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Luis Agüero Wagner

El emperador del monopolio mediático y autoproclamado dueño de la verdad, habituado a cogobernar el país desde su diario, hoy se encuentra en serios problemas

William Randolph Hearst
William Randolph Hearst

Decía un famoso periodista que el día que se descubrió que la información era un buen negocio, la verdad dejó de ser importante. Nadie ha llevado tan lejos el sensacionalismo para demostrarlo como Aldo Zucolillo, dueño del otrora influyente diario ABC color.

Si faltaba alguna señal que indique su franca decadencia como el “William Randolph Hearst” nativo en Paraguay, una de sus víctimas ha pasado a convertirse en su victimario durante las últimas semanas. Se trata del senador Víctor Bogado, a quien Zucolillo persiguió por saña durante muchos años sin que se conociera el motivo, hasta que hace unos días se corrió el velo del misterio.

Bogado, actual senador oficialista y cercano al entorno del presidente Horacio Cartes, actuando con notorio respaldo del mismo, decidió presentar un semanario digital abocado exclusivamente a refutar las acusaciones en su contra y exhibir pruebas de los negociados con los cuales Zucolillo metió la mano en el dinero público. Para captar mayor atención, realiza los lanzamientos de su periódico digital ante el pleno del Senado, una vez por semana.

Uno de los episodios citado por Bogado revela que Zucolillo, marcando la agenda judicial con su poder mediático, se hizo devolver ilegalmente medio millón de dólares que había pagado por licencias de telefonía móvil. Para lograrlo, amedrentó a jueces corruptos con titulares amenazantes y les hizo firmar sentencias contrarias a la misma constitución.

Bogado no es el primero ni el único en realizar acusaciones escandalosas contra el dueño del diario ABC color. Justo Cárdenas, actual titular del INDERT, lo acusó de haber cometido infinidad de fraudes inmobiliarios, e incluso le amenazó con acciones judiciales.

Aunque Zucolillo lleva tres años acusando de los peores delitos imaginables a Cárdenas, y dedicándole tapas e improperios, sigue sin ser capaz de lograr su destitución. Algo sencillamente inconcebible en otros tiempos.

Antes que Cárdenas, el senador Juan Carlos Galaverna lo había tildado de “excremento” en plena sesión del senado, además de vincularlo con varios homicidios e incluso un golpe de estado.

En una extensa exposición reiterada varias veces ante el pleno de la Cámara Alta, Galaverna hizo la historia de los asesinatos en los que el empresario de la prensa se involucró a lo largo del tiempo en que ostentó un omnímodo poder mediático, construido al amparo de gobiernos anti-comunistas y anti-nacionales. Fue recordada en la alocución la participación de Zucolillo en el asesinato de Celestino Valiente en Buenos Aires, en la muerte de empleados de su ferretería durante un incendio provocado para cobrar el seguro y evadir impuestos, y la participación de su cuñado Conrado Pappalardo en el atentado terrorista con bomba que costó la vida al ex canciller chileno Orlando Letelier, en el mismo barrio de las embajadas de Washington.

Autores de libros relacionados a la dictadura y la corrupción en Paraguay, señalan a Zucolillo como socio del mismo Almirante Massera en varios negocios. En el mismo contexto, son recordados editoriales de ABC color cantando loas a Stroessner, a Pinochet y Videla, e incluso un ataque al ex presidente norteamericano Jimmy Carter por su énfasis en la promoción de los Derechos Humanos.

Investigadores de los Archivos del Terror de Paraguay también apuntan a Zucolillo como financista de congresos de la Liga Mundial Anticomunista, y de centros de detención y tortura durante la dictadura militar, a través de generosos donativos en efectivo.

Declararse pública y periódicamente enemigo de Galaverna es uno de los principales requisitos que exige Zucolillo a los políticos deseosos de lograr algún destaque en la prensa, y así fue que muchos activistas y actores sociales anexaron esta declaración a su discurso.

Aún así, con el paso del tiempo Zucolillo ha logrado unir en contra suya a referentes políticos de todo el espectro ideológico, algo explicable dada la disputa de representatividad popular que ha entablado con ellos, y la idea que se ha esforzado en instalar de que en realidad es ABC y no la autoridad electa quien representa al pueblo.

El senador liberal Miguel Abdón Saguier afirmó no hace mucho que el periodismo de investigación de ABC color consiste en meterse en una alcoba, acercarse el lecho, levantar la sábana y ver que hay allí. Según Saguier, ese método convierte a Zucolillo en una vulgar “mugre humana” que se cree una cuarta instancia en el Poder Judicial.

Los referentes de la izquierda paraguaya no tienen una mejor opinión de Zucolillo. Según el izquierdista Camilo Soares, es un “miserable” que se dedica a mentir sistemáticamente. Ricardo Canese, quien incluso redactó por mucho tiempo columnas en ABC color, denunció la tergiversación que realiza de sus declaraciones las veces que lo entrevista.

A todo lo consignado debemos agregar que desde el actual poder político, los medios de comunicación son vistos como simples bastiones a tomar, y las voces críticas de periodistas como fáciles de acallar con un simple cambio de dueño.
En lo que se refiere a las ventas de su diario, no parece irle mejor al dueño de ABC. Avergonzado porque su diario impreso ya no superaba los veinte mil ejemplares vendidos, ordenó hace poco eliminar esa constancia de su tapa.

Esta decadencia tiene explicaciones notorias. Como reza un célebre proverbio atribuido a un famoso presidente de la Unión Americana: “Puede engañarse a alguien todo el tiempo, o a todos parte del tiempo. Pero no se puede engañar a todos durante todo el tiempo”.

Tal vez ello explique el porqué, al cabo de tantas décadas de mentiras y agresiones impunes, finalmente hoy, Aldo Zucolillo, se encuentra en serios problemas.

diariosigloxxi.com

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