¡La imaginación al poder! ¡Tomemos el cielo por asalto! ¡Seamos realistas, pidamos lo imposible! Con estas consignas se recuerda lo que dio en llamarse el Mayo Francés, ocurrida en 1968 cuando obreros y estudiantes desafiaron al poder.
Y si Daniel Cohn- Bendit fue la figura descollante de ese episodio, el protagonista excluyente de este segundo mayo Francés fue, sin duda, Emmanuel Macron, electo presidente por las dos tercias partes de sus conciudadanos
Como si sus compatriotas quisieran festejar el 49° aniversario de aquel fragoroso acontecimiento sesentista que marcó a fuego la historia contemporánea del mundo y tributarle un homenaje, optó por ungir como presidente un arribeño, un out sider de la política europea que con su juventud desafió los procedimientos anquilosados de un régimen que ya no satisfacía las expectativas nacionales de la mayoría ni de la minoría de sus habitantes
El novel presidente había surgido de manera vertiginosa y arrolladora en las lides políticas de su patria con un mensaje esperanzador la reconstrucción de su país y la recuperación de su mística y su grandeza.
Venció nuevamente la imaginación, la osadía de la juventud y el deseo de recambio de un pueblo orgulloso de sus tradiciones.
