Al final, el seleccionado guaraní tuvo un buen desempeño en la Copa América, que sirvió de mentís a los mal agüeros, pesimistas o simplemente descreídos. Quedó como el cuarto mejor equipo de América, lo que no es poco decir. El Perurimá paraguayo quedó bien parado.
Lo lamentable fue la ausencia del presidente de la Asociación Paraguaya de Fútbol en la premiación final. ¿Qué le habrá pasado? Y conste que había un cheque de tres millones setecientos cincuenta mil dólares para la albirroja.
Es cierto, muchos fanáticos albirrojos quedaron desilusionados pero no podemos negar que nuestro equipo puso lo que había que poner en los partidos que disputó en el torneo: ganas, tesón, amor propio, voluntad, tenacidad e incluso un aceptable nivel futbolístico. Esto que en su conjunto se llama huevos.
Sólo que anoche Perú fue más astuto y pícaro que Perurimá quien, pese a todo realizó una proeza futbolística
(Perurimá es un personaje creado por la frondosa imaginería popular paraguaya en tiempos de la colonia, inspirado –según los que saben-en un figura teatral de Miguel de Cervantes cuyas características centrales eran su astucia y su picardía, además de su seductora locuacidad con la que era capaz de convencer a los demás sobre su capacidad de realizar las proezas más increíbles, como por ejemplo engañar al mismo Satanás).
Queda en manos de los sesudos analistas del fútbol paraguayo -o sea los ”futbólogos”- sacar conclusiones técnicas sobre el planteo que tuvo o debió tener el equipo en la cancha, si Ramón Díaz fue o no un charlatán de feria que amalgamó a jóvenes y veteranos en una cruzada monumental, si debe haber un recambio generacional, si los recursos humanos son aptos, si el balón debe seguir siendo redondo etc.
Mientras tanto -paraguayos, descendientes de la raza y simpatizantes- en este frío fin de semana sigamos disfrutando de la discusión sobre cómo mejorar este mundo cruel y, de ser posible, mentalizar a nuestros aguerridos jugadores que para tener el reconocimiento del pueblo no es condición necesaria salir siempre campeones sino tener la creencia y la fe de que ello es posible.
Lo mimonté rohayhu Paraguay. Y esto, categóricamente ¡vale un trago!
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Los DT curepas
Ricardo Gareca (Perú) y Ramón Díaz (Paraguay)
duelistas en la profesión pero amigos en la relación cotidiana
